Los cambios deciden en Girona
Yon Couto y Stuani mataron a un Valencia peleón. Los cambios de Michel, su fondo de armario, decidieron un partido en el que a los blanquinegros la gasolina les duró 80 minutos y su desfondo lo pagaron con crueldad. El Girona demuestra, una vez más, que va en serio en esta Liga. Cuánto le recordará a Baraja este proyecto de Míchel al que él lideró con Rafa Benítez. Pero no está el vallisoletano para recordar el pasado ni tampoco para pensar en qué será del Girona en esta temporada. Lo que quiere Baraja es llegar cuanto antes a los 42 puntos, porque nadie mejor que él sabe lo que tiene entre manos, y de Montilivi se fue con amargo sabor, porque tuvo los tres a su alcance y finalmente no pudo sumar ni uno. Y esto consiste en sumar.
El Valencia fue en Girona hasta que las piernas aguantaron una mosca a la hora de la comida. Allí por dónde iba alguno de rojo aparecía uno de blanco y negro corriendo detrás suyo y del balón. Así nació el gol de Hugo Duro, que se la lío a David López y definió con calidad. El partido de Javi Guerra fue descomunal. Pero los esfuerzos se pagan, los pagaron, y la falta de plantilla también. Quizás Baraja tendría que haber metido oxígeno antes de lo que lo hizo, ¿pero a quién? El desenlace del encuentro es un claro ejemplo de por qué el Valencia debería mirar al mercado de enero como una oportunidad para consolidar las cosas buenas que está haciendo y demostrando La Quinta del Pipo. Pero claro, eso sería en un club con un máximo accionista que tuviera una pizca de ambición competitiva, de ilusión futbolera. No es el caso de Peter Lim.
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