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Campaña arbitral.- El títular de esta crónica no tiene mi copyright. Pertenece a Joan Laporta y a Xavi Hernández, que se atrevieron a definir así nuestro Campeonato tras el Madrid-Almería. En ese momento desviaron la diana del escándalo de Negreira y crearon un clima que ha terminado pasando factura al Real Madrid, que ha visto cómo le han volado seis puntos ante Atlético, Rayo y Valencia con flagrantes errores arbitrales contra el líder en los tres encuentros. En el derbi, De Burgos Bengoetxea se comió nada menos que tres penaltis. A Lucas Vázquez, de Saúl, y dos a Bellingham (de Savic y Llorente). En Vallecas hubo dos penaltis, uno por empujón claro de Isi a Camavinga y otro por zancadilla de Espino a Rodrygo que se fueron al limbo. Y el colmo ha llegado en Valencia. Lo del gol anulado a Bellingham con el balón ya en el aire camino de la cabeza del inglés es “inaudito”, como bien definió Ancelotti con una elegancia que escondía la indignación que sentía el italiano por lo sucedido.

Jesús Gil Manzano.- El arbitraje del extremeño, que ya pitó tres penaltis contra el Madrid aquí en 2020, entrará a formar parte de la leyenda negra del Madrid en cuanto a errores arbitrales sufridos, buscando el Kilómetro 0 en las dos ligas de Tenerife en 1992 y 1993 (García de Loza y Gracia Redondo saben de qué hablo). Pasemos a explicar el escandaloso error de Jesús Gil Manzano. Cuando saca el córner Modric despeja Mamardashvili, Hugo Duro le dice al árbitro que pite el final, él dice que siga la jugada, le llega la pelota a Brahim, centra y en ese instante, cuando Bellingham se dispone a cabecear a gol, Jesús Gil Manzano decide pitar. Los jugadores del Madrid no dan crédito. Jude le dice “fucking gol” y encima le saca la roja. Carvajal se vuelve loco ante la indignidad. Ancelotti se come un tarro de chicles de golpe para contenerse antes de pedirle explicaciones a Gil Manzano. Curiosamente, Mosquera golpea el césped de rabia convencido de que el gol suponía la derrota de su equipo. Lo increíble es que en el minuto 90 dan siete minutos de descuento. En el 90:24, Jesús Gil señala un penalti inventado sobre Hugo Duro, que le tiene que corregir Munuera Montero desde el VAR. El árbitro mira la pantalla y se desdice en el 94:35, por lo que había que descontar los dos minutos y 10 segundos perdidos e irnos al 99′. Jesús Gil se comió uno de forma inexplicable, porque si hubiera aplicado el cronómetro el gol de Bellingham habría llegado en tiempo y todos nos hubiéramos ahorrado este escándalo. Miedo me da lo que pueda pasar este domingo en San Mamés. Lo cierto es que Laporta y Xavi lograron lo que querían. El Madrid lleva tres arbitrajes nefastos que le han costado seis puntos. Ahora claro que hay Liga. ¿Ya no está adulterada, señores?

Doblete de Vinicius.- La llamada al orden de los dos equipos en los días previos sirvió para que el ambiente de Mestalla no degenerara en los graves insultos racistas que Vinicius recibió hace un año por un grupo de aficionados valencianistas. La excepción la puso la Curva Nord, que en varias ocasiones le llamó “tonto” a coro. Cualquier insulto es lamentable y Vini respondió con fútbol. Dos goles que dieron vida a un líder que con 2-0 abajo parecía tener perdido el partido. Vinicius debe olvidarse del ruido, no entrar al trapo y hacer lo que sabe: ser un jugadorazo descomunal en el campo. Su doblete le reivindica.

Indignación.- Si les digo que jamás había visto tanta indignación entre mis múltiples amistades es porque el ‘enfadómetro’ nunca había alcanzado la cota registrada tras el gol anulado a Jude. Mi Whatsapp echa humo. Si esto pasa al revés arde Mestalla. Jesús Gil Manzano así lo ha querido. INAUDITO.

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