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Le necesitamos, Pitoniso Pito

Si una afición puede tolerar la constante angustia y delirio que comporta esta Liga Hypermotion –que se debería rebautizar como ‘hyper emotions’ para ajustarla a su realidad– es la misma que sobrevivió al gol de Coro, a las tandas de penaltis de Leverkusen y Glasgow, o más recientemente a aquel inesperado retorno a Europa de 2019 con invasión de campo y al maldito descenso en Mestalla, en el último instante y trufado de errores arbitrales.

Esta Segunda en que el Tenerife te iguala justo después de haber conseguido coronar un ochomil con el tanto de Gragera, una vez más a lo Sísifo, en que el gol de Dani Gómez más celebrado por los pericos no lo metió con la camiseta blanquiazul, sino con el Levante ante el Elche, y en que un empate que parece letal se torna providencial en menos de 24 horas está hecha a la medida de aquel “raros, locos, ilógicos, imprescindibles” con el que César García ideó hace una década la ‘Maravillosa Minoría’. Es la horma del zapato para el Espanyol.

Gragera festeja su gol al Tenerife.
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Gragera festeja su gol al Tenerife.GORKA LEIZADiarioAS

Dos cambios de entrenador después, y tras regalar un sinfín de puntos, los dos últimos el pasado sábado, se planta el Espanyol contra viento y marea en puestos de ascenso directo en la zona Luis Aragonés, quien repetía aquello de que la Liga se decide en los diez últimos partidos. Pero también es la zona Pitoniso Pito, la del añorado Ricardo Pastor, quien pronosticaba a estas alturas del campeonato cuál iba a ser la clasificación final. Aunque fuera esoterismo, dotaría al menos de un argumento al que agarrarse en medio de tantísimas incertidumbres, desde si Braithwaite llegará a este Viernes Santo en Burgos a si el próximo curso estará el club en manos de Chen o de un grupo americano-qatarí.

En diez jornadas se sabrá si el cambio de Ramis por Manolo González, que en dos partidos ha dado sus frutos sobre todo en juego –aprovechando, en algunos casos como la salida de balón, la herencia de Luis García, como admiten los propios jugadores–, ha llegado a tiempo, igual que el retorno de un Melamed llamado a decantar conforme pueda sumar más y más minutos esa balanza tan igualada y por tanto incierta que son los resultados en la categoría.

Lo que está claro es que inicia el Espanyol esta definitiva cuenta atrás en uno de los mejores momentos anímicos de una temporada realmente truculenta. Y que depende absolutamente de sí mismo. Porque ya es segundo y porque le quedan más duelos directos que a nadie, un arma de doble filo pero también encuentros de seis puntos: Leganés, Elche, Sporting, Valladolid… No está el Pitoniso, ni siquiera Luis Aragonés, pero sí una sola certeza: que será necesario abrocharse los cinturones para soportar la auténtica locura que se avecina. La Liga ‘hyper emotions’.

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