Las motos vuelven al rescate
Las últimas 19 ediciones con Carlos Sainz en el Rally Dakar han girado las miradas del aficionado español hacia la modalidad de coches, la categoría reina. Antes no era así. El propio Sainz fue el primer campeón sobre cuatro ruedas, allá por 2010, y durante este periplo que culminó el año pasado con su cuarta victoria, también Nani Roma se coló en 2014 en el palmarés. Antes de ellos, no hubo muchas posibilidades de éxito. Un segundo puesto de Miguel Prieto en 1999, buenas prestaciones de Josep Maria Serviá… Y poco más. Los coches no eran nuestra tierra de cultivo. La tradición española se sembraba en motocicleta. Ya saben que España es un país motero, no importa en qué modalidad. Y el Dakar cumplía con esa costumbre.
El podio de Carlos Mas, segundo en 1990, puso la semilla a una época dorada con Jordi Arcarons, cuatro veces segundo y ganador de 27 etapas; Nani Roma, vencedor en 2004; Marc Coma, cinco veces campeón, y Joan Barreda, recordman con 29 etapas. Entre uno y otro asomaron otros pilotos relevantes: Isidre Esteve, Óscar Gallardo, Jordi Viladoms, Carlos Sotelo… La victoria lograda este martes por Lorenzo Santolino entronca con esa solera. Ahora que Sainz se ha visto obligado a abandonar, junto al resto de esperanzas en coches, es bueno que las motos hayan llegado al rescate de nuestra historia dakariana. Santolino es el 13º piloto español que gana en la categoría para un total de 120 victorias. No sé hasta qué punto es un consuelo de la aciaga actuación en coches, pero sí una inyección de moral, junto a un recordatorio de nuestros orígenes.
Además, la aventura no acaba ahí. Tosha Schareina, ganador del prólogo en 2024, va quinto en la general, a poco más de trece minutos del líder. El Touareg está a la vista. Y, paralelamente, otro joven valor, Edgar Canet, de 19 años, progresa adecuadamente. España también es motera en el Dakar. Es un buen día para recordarlo.