BARCELONA

Laporta y Xavi se están haciendo daño

Dos semanas después de que el presidente y el técnico se miraran a los ojos y en tres segundos decieran que Xavi tiene que seguir, la realidad se impone sobre las mentiras y las excusas.

Laporta, junto a Xavi.
RODOLFO MOLINA | DiarioAS
Santi Giménez
Nació en Barcelona en 1968. Estudió Ciencias de la Información y Filosofía. En 1988 entró a trabajar en la revista Barcelona Olímpica, en 1990 en el diario Las Noticias. Tras cerrar ambos medios se incorporó al Diario de Barcelona en 1990, que no cerró hasta 1994. En 1994 entró en SPORT. Se incorporó al Diario AS en 2010, donde es Subdirector.
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Explicaron Xavi y Laporta en la lisérgica rueda de prensa de confirmación de la continuidad del técnico que el acuerdo para que el de Terrassa rectificara su intención de marcharse fue tan simple que ambos, con sólo mirarse a los ojos, tuvieron claro que el entrenador tenía que seguir. Dijo Laporta que vio a un Xavi entusiasmado y lleno de fuerza. Que se entendieron porque “los dos somos muy culés” y que en tres segundos estaba solventada la crisis y que ya podían llamar a los directivos que horas antes se fueron a casa pensando que el entrenador estaba en la calle para decirles que no pintaban nada y que esto es lo que hay. Luego, llamaron a un restaurante japonés para celebrar el acuerdo por todo lo alto. Es más, en la siguiente comparecencia del técnico ante la prensa, Xavi confesó con un cuajo digno de elogio que “hoy los jugadores han hecho el mejor entrenamiento de la temporada”. La juerga duró una semana. Hasta que el Girona volvió a desnudar al Barça.

Montilivi retrató que el Barcelona, su entrenador y su presidente viven instalados en una mentira y que como pasa en las relaciones tóxicas de tanto quererse se están haciendo daño. El uno al otro y ellos a sí mismos. Xavi no se hace ningún favor cuando comparece en las ruedas de prensa diciendo que su equipo ha merecido ganar partidos en los que ha salido goleado y al Laporta decidido y valiente no lo reconoce nadie. Bueno, quizás su excuñado.

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