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Laporta se ‘florentiniza’

La personalidad de Joan Laporta está fuera de discusión. Ganó las elecciones por su carisma y porque el socio, desolado tras el periodo de Rosell-Bartomeu vio en él al líder capaz de devolver al Barça a sus mejores épocas. Un ejercicio de nostalgia que se ha convertido en leit motiv, ahora con Messi. Pero resulta que esa época de vino y rosas se construyó con un Laporta que escuchaba a gente como Cruyff, Txiki, Murtra, Perrin o más tarde a Guardiola. El Laporta actual no puede escuchar a ese entorno por motivos obvios en el caso de Johan o porque el resto se ha ido distanciando. Sus consejeros ahora son otros. Y parecido no es lo mismo.

Laporta aún tiene un carisma arrollador y una seguridad en sí mismo que le está llevando a la florentinización. El presidente blaugrana parece haber tomado ese camino después de ver cómo las grandes figuras que debían ejercer un contrapeso salen por la gatera. Pasó con Jaume Giró, Ferran Reverter, el Messi de los despachos, el jefe de seguridad Ferran López. También con Ramon Ramírez, director del Espai Barça, ha pasado con Mateu Alemany y probablemente pasará con Jordi Cruyff.

Alfredo Relaño definió en su día la junta del Madrid como la de ‘Florentino y sus mariachis’, una expresión que se celebró mucho en Barcelona, pero que puede tener un peligroso efecto bumerán. Hasta ahora, Laporta ha ido tirando adelante su proyecto y ha logrado la financiación del Camp Nou, las palancas y está a punto de ganar LaLiga. Una hoja de servicios de la que también podría presumir Florentino Pérez, que como Laporta asume todas las decisiones del club azulgrana, pero el Barça que nos habían contado no era ese.