OPINIÓN

Lamine nos necesita...

En año de Mundial hay algo que ata irremediablemente a las estrellas con sus selecciones: el Balón de Oro.

Lamine nos necesita...
MIGUEL MORENATTI | DiarioAS
Aritz Gabilondo
Aritz Gabilondo (San Sebastián, 1980) es redactor jefe de fútbol internacional de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, empezó su carrera en El País y desde 2002 trabaja en AS. Ha cubierto Mundiales, Eurocopas y Juegos Olímpicos para este diario. Es comentarista de fútbol internacional en Cadena Ser, Movistar+ y Mediaset.
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Los parones internacionales ponen a los futbolistas en una tesitura considerable, pues mientras algunos viajan a Azerbaiyán para jugar con Francia ya clasificados -o están en algún punto del trayecto Georgia-Sevilla- hay otros dándose el gustazo de ver la NFL en directo en el Bernabéu o un Sinner-Alcaraz en la ATP Finals en Turín. Al aluvión de lesiones light que plagan misteriosamente a las selecciones se les une la falta de interés competitivo de las últimas jornadas. La FIFA intenta evitarlo con criterios utópicos de desempate, pero no cuela: ni España va a perder 0-7 con Turquía ni Mbappé tiene nada en el tobillo. Lo sabemos todos.

Sin embargo, en año de Mundial hay algo que ata irremediablemente a las estrellas a sus países: el Balón de Oro. La cita mundialista tiene peso por sí solo como para empujar o expulsar a un jugador hacia el máximo galardón individual. Quien no llegue muy lejos con su selección, lo tiene crudo para levantar el ansiado trofeo. Ahí reside el interés, entre otros, de Lamine Yamal por España, por De la Fuente, por dividir sus esfuerzos a pesar de los quebraderos de cabeza recientes suscitados entre el club que le paga y la federación. Dos momentos serán vitales para sus objetivos en los próximos meses de Selección: la Finalissima y el Mundial.

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Lamine no es dudoso y desde los 15 años fue siempre sin rechistar con España. Además, es consciente de la relevancia de ser tan letal esta temporada con La Roja como con el Barça. También ocurre con otras estrellas a las que las fases previas se les quedan minúsculas. Todas hacen encaje de bolillos porque saben que no pueden dar la espalda como quisieran al fútbol de selecciones. El equilibrio entre economizar fuerzas ahora y estar al cien por cien luego les conducirá al éxito. Por eso, pese a los líos y a las guerras médicas, Lamine necesita a España tanto como al Barça. Le pague quien le pague. Le duela a quien le duela.

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