Lamine, con el 304 de Rocafonda
Progresos. Aparentemente, la Selección le había echado bien el candado al vestuario. En medio del ruido del caso Rubiales, que ha estado a punto de llevarse también al seleccionador, firmó un 1-7 estupendo en Georgia que dejó algunas certezas interesantes sobre su futuro inmediato. Le Normand y Laporte, pese a la aventura que este último empieza en Arabia Saudí, cuajan como pareja de centrales. El 4-2-3-1 se ha asentado como sistema con Rodri como líder indiscutible; acompañado de Fabián o Merino según el día; y Gavi en una posición de mediapunta que mira más por el engranaje del equipo que por su lucimiento en un rol que, en parte, recuerda a aquel que en su día Cruyff le dio a Bakero en el Barça y que recientemente recordaba Guardiola en una entrevista con La Vanguardia. Una paradoja así como jugar las veces que sea necesario hacia atrás para que el equipo avance. Pero sobre todo, la Selección añadió talento mirando a la Eurocopa. En junio, ganó la Nations League en Rotterdam con una clase media dirigente y con un Rodri excepcional; pero dio la sensación, con vistas a Alemania, que había un déficit de chispa que ya le condenó en el Mundial. El problema podría estar resolviéndose. Las apariciones de Asensio, Olmo, Nico y Lamine Yamal resultaron, a la espera de que Ansu brille en el Brighton, ilusionantes. Dio la sensación de que, ahora sí, España acumula suficiente talento alrededor de Morata para volver a optar a algo grande.
Orgullo de barrio. El partido dejó para los libros el debut con 16 años y 57 días; y el golazo, con ese golpeo tan especial, de Lamine Yamal. Sus celebraciones van a dejar de pasar desapercibidas. Lamine dibuja con sus manos un 304 en referencia a los tres últimos números del código postal de Rocafonda (08304), uno de los barrios más desprotegidos del Maresme, donde cerca de la mitad de las familias vive en riesgo de pobreza y que mira con orgullo al chico que se crio en ese distrito de Mataró. Estos días se multiplican supuestos expertos que hablan sobre cómo debe ser la progresión de Lamine y sobre si debe ir más o menos rápido para que no se pinche el globo. Pero con los genios eso no resulta tan sencillo. Seguramente, Lamine haya dado con quien mejor le puede ayudar. Xavi jugó su primer partido oficial con el Barça con 18 años. Lamine lo hizo aún con 15, pero la vida también ha cambiado. 1998 no es 2023. Xavi se conoce la casa como pocos y le puede hacer el camino más fácil para que el código 304 se haga universal.