La sombra de Laso
Haga lo que haga, Chus Mateo tiene que cargar con la pesada losa de la comparación con Pablo Laso. Si gana, porque ha heredado el trabajo de su antecesor. Si pierde, porque no está a la altura. La tesis no es nueva. Ya escribí algo similar cuando el viento soplaba a favor. Porque este barco que ahora muchos ven a la deriva, es el mismo que arrancó la campaña con un 6-0 y con la Supercopa en el zurrón. Ni el Real Madrid era tan bueno entonces, ni es tan malo ahora. En ambos casos, con sus luces y sus sombras, continúa siendo un equipo por hacer, con varios jugadores y con el entrenador nuevos. Es cierto que los últimos resultados generan dudosas sensaciones, con una racha de cinco derrotas en nueve partidos, justo desde que el Barça cambió la tendencia. Y que el juego no fluye como debiera, sobre todo por los desajustes en defensa. Pero hay que recordar que estamos en noviembre, que no se han cubierto ni dos meses de competición. El único trofeo en liza luce en las vitrinas blancas. Y los siguientes todavía asoman a varios meses vista.
Hay tiempo para cambiar la dinámica. Como dice Mateo, el grupo está en “proceso de construir”. Si miramos al retrovisor, aquel Madrid de Laso atravesó una crisis mayor el pasado curso, con 12 derrotas en 16 encuentros. Pero luego se rehízo y acabó jugando la final de la Euroliga y ganando la Liga ACB. El propio Mateo ha recordado que esos vaivenes ya se sufrieron “antaño”. Es verdad que era otro antaño, con él de segundo. Pero no es menos cierto que hay que darle al menos ese colchón de credibilidad. Este jueves, en la liga regular del torneo continental, se reedita aquella final ante el Efes, que visita Madrid en horas igual de bajas que su rival. Los turcos suman dos victorias y cuatro derrotas. Incluso peor que el 3-3 de los blancos. Ni siquiera el doble campeón de Europa está a salvo de esos vaivenes de la temporada.