La primera pájara del Madrid
La temporada de baloncesto es un ejercicio de larga distancia, una maratón que no avista la meta de los títulos hasta mayo y junio, con la Copa del Rey como una ilustre parada a mitad de camino. Durante el recorrido hay de todo: triunfos apretados, derrotas dolorosas, escapadas amplias, pájaras, etapas reinas ganadas, caídas en etapas de transición… Como si de un Tour de Francia se tratara. Eso que Chus Mateo llama “carrera de fondo”. Ahí está la campaña del Real Madrid, que llegó sólido al Clásico de la Euroliga, con seis victorias consecutivas que incluían el título de la Supercopa ante el Barça. Pero ese día sufrió su primer desfallecimiento, aunque tuvo el balón en las manos de Sergio Llull para evitarlo. Y después han llegado dos más: ante el Olympiacos y ante el Baskonia, ambos ante rivales de empaque, ambos con opciones de haber inclinado la balanza en la última pedalada… Desde aquel primer tropiezo, el Madrid ha perdido tres de sus cinco partidos. ¿La primera minicrisis? No diría que tanto. El deporte es un estado ánimo, y es mejor romper esa dinámica negativa cuanto antes. Pero sólo estamos en octubre. Para pájara de verdad podemos viajar al pasado curso, cuando el equipo blanco encajó 12 derrotas en 16 encuentros. Aquello sí parecía un descalabro. Y, sin embargo, el Madrid acabó cantando el alirón en la Liga ACB y casi en Europa.
El Madrid recibe este jueves a un viejo conocido, la Virtus de Bolonia de Sergio Scariolo, un buen bloque que no ha arrancado con pie firme. El momento para enderezar el rumbo, para corregir errores y despejar incógnitas. Por ejemplo, para mejorar esa defensa en el perímetro, para decantar a favor las jugadas decisivas del último minuto, para crecer en el puesto de base con la mejora del Chacho Rodríguez y el regreso de Adam Hanga, para seguir ajustando a los refuerzos, para otorgar más galones a Musa y Hezonja…La carrera es larga, larguísima… Pero se lleva mejor ganando.