La perfecta ecuación del cruyffismo
La frase menos conocida de Cruyff es la que mejor le define. Nada de palomos en verano o gallinas de piel. “El mejor canterano es el que juega”. Solo así se sabe si vale. Xavi, que es más cruyffista que laportista, se ha atrevido en su primera salida a dar la alternativa a un chaval de 18 años, Balde, en detrimento de una de las vacas sagradas, por seguir con el legado del holandés. A los 30 segundos realizó su primera galopada tras una salida de balón de otro chaval de su quinta, aunque musculado como un veterano. Entre Pedri y él transformaron una clara ocasión rival en la primera llegada del Barça, con la que se estrenó Lewandowski. Todo antes del primer minuto. La sentencia llegó con una doble asistencia de Ansu, otro juvenil, y la resolución del veterano delantero polaco, que le devolvería el favor.
En los tiempos del Dream Team también jugábamos en el alambre, como en Donostia, si era necesario también con solo tres defensas. Romeritos aparte, Johan era de fichar poco y bien fuera y fijarse más en Millas, Guardiolas y Amores, una apuesta contracultural para el nuñismo de medio mandato. Quizás haya que dejarse de más palancas y volver a mirar hacia adentro. Pedri y Balde, o Gavi y Ansu, suman juntos tantos años como Lewandowski. Quizá esa sea la ecuación perfecta del Cruyffismo.