La patada que deja en evidencia la IA

El primer uruguayo que hizo historia en el Bernabéu es Pepe Santamaría, que a sus 93 años sigue impartiendo madridismo y sabiduría en el Palco de Honor del modernizado santuario de La Castellana. Sesenta años después, Fede Valverde ha sabido rescatar el legado charrúa del indiscutible sheriff de la defensa en aquellas deslumbrantes Copas de Europa con Di Stéfano, Puskas y Gento al frente. Santamaría conquistó cuatro Orejonas (de la Tercera a la Sexta), mientras que Valverde puede presumir de haber dado la asistencia en la conquista de la 14 en París (el pase a Vinicius se lo dio él).

Fede se entronizó para el madridismo militante en Arabia hace cuatro años. Sólo un tipo con concepto de club y que antepone el equipo a su ombligo daría a Morata la patada que le sacudió al madrileño asumiendo que eso significaba su expulsión inmediata con un título en juego. Fue la patada del sacrificio por la causa, la patada de “el Madrid está por encima de todo”, la patada de un guerrero vikingo que se deja la vida en la batalla con tal de ayudar a la victoria final de su tropa. Esa noche en Arabia, El Pajarito pasó a ser El Halcón. Con esa patada terapéutica y necesaria el uruguayo se matriculó ante la afición. Ese día pasó la ITV del Bernabéu, que desde ese derbi arábigo tuvo claro que pasaba a ser “uno de los nuestros”. Los atléticos le tienen gato. Eso me refuerza en mi idea. Fede, te queremos.

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