La novena de Peleteiro
Los deportistas de élite triunfan gracias a sus condiciones físicas innatas, a su capacidad de trabajo y a su competitividad. El primer requisito está en todos los campeones. El segundo puede oscilar, hay de todo, como en la vida misma. Pero el tercero marca la diferencia. Se trata de una fuerza invisible que te hace crecer en los momentos decisivos. Cuando unos se encogen, otros se elevan. Ana Peleteiro rebosa esa energía, que le permite añadir un plus a las dos primeras cualidades, que también las tiene, en los grandes escenarios. Ese es el espíritu que le ha llevado en este 2025 a cerrar la temporada indoor con dos medallas internacionales en apenas dos semanas, el oro europeo en Apeldoorn y el bronce mundial en Nankín, cuando una lesión de rodilla mantuvo en vilo su participación en las dos citas. Más allá del dolor, que persiste, Peleteiro acabó ayer tercera del mundo en triple salto, por encima de la campeona olímpica y defensora del título, Thea Lafond. Valga este dato para aquellos que minimizan el valor de los podios bajo techo.
Este bronce, que ya es el tercero que logra en unos Campeonatos del Mundo de pista cubierta tras los de Birmingham 2018 y Glasgow 2024, aumenta su colección de medallas internacionales a nueve. Las tiene de todos los colores, con tres oros europeos en el peldaño más alto, y con el bronce olímpico de Tokio 2020 como la joya de la corona, pero no en todos los campeonatos. Aún le falta subirse al cajón en unos Mundiales al aire libre, que es el próximo reto que se ha marcado en el calendario allá por septiembre. La capital de Japón ya fue talismán para ella en los Juegos. Hasta entonces tiene tiempo para recuperarse de todos sus males. El objetivo de la décima empieza mañana mismo. Ana Peleteiro nunca se pone techo.
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