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La marcha está en el ADN del atletismo

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Para hacer marcha se necesita carácter. Ser una persona dura, que recorre cientos de kilómetros a la semana, siempre con un ojo en la técnica y otro en la fatiga. Dureza y carácter, cualidades que les sobran a María Pérez y Álvaro Martín, los dos bicampeones mundiales de 20 y 35 km en Budapest. Una gesta literalmente insuperable para un país, porque es un pleno. María, la guerrera de Orce, ganó su segundo título medio coja, con un principio de fractura de estrés en el sacro. Los médicos le dijeron que era mejor no salir. “Marchando, soy una soldado”, y desfiló hacia el oro. Dura como el hierro.

Álvaro es todo personalidad. Nunca ha tenido problema en decir con transparencia lo que piensa, aunque no guste en algunos sectores. Inconformista y bravo. Es el primero en hacer autocrítica cuando las cosas no salen, pero también quiere que se valore su excelencia, es el mejor del planeta. Los marchadores trabajan mucho, horas interminables en Cieza, Sierra Nevada, Llerena, Madrid, Guadix... Y responden, porque la marcha es, de calle, la disciplina atlética más productiva históricamente del país.

En los Juegos de París sólo habrá 20km marcha y la prueba larga desaparece. Ni 50 ni 35. En su lugar entra un raro relevo mixto 4x10km del que no hay demasiados datos. Es un golpe a la marcha y su gente. Atletas sacrificados, que se dejan la piel a diario en el asfalto, como Álvaro y María. A veces no se les cuida como los superdeportistas que son. Ni a sus entrenadores, Jacinto Garzón, Carrillo, Quintana… Hay que defenderlos, querer esta disciplina histórica. No sólo ya por altruismo, sino por Marín y Llopart, pasando por Bragado, María Vasco, Massana, Miguel Ángel López... hasta María Pérez y Álvaro Martín. La marcha forma parte del ADN de nuestro atletismo.

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