La leyenda del equipo sin nombre
¿Qué hace a un equipo inolvidable?, me pregunto mientras repaso mentalmente una y otra vez la plantilla de mi Espanyol, buscando un milagro al que asirme, un nombre que me pasara inadvertido, un futbolista tapado, una revelación que pueda ganar un partido en un ramalazo de talento en lo que queda de campeonato.
Unas veces son los triunfos, del Madrid de las cinco Copas de Europa al Brasil del 70 y el Atleti del doblete; otras, los líderes, el Barça de Cruyff (doble: de jugador y de míster), el Benfica de Eusebio, el Bayern de Beckenbauer. Los entrenadores se llevan lo suyo también: el Milan de Sacchi, el City de Guardiola... También hay apodos poéticos como Il grande Inter, el Celtic de los Leones de Lisboa, el Athletic de los aldeanos. Por no hablar de las delanteras temibles: los stukas del Sevilla, las delanteras atléticas de seda y de cristal, el Zaragoza de los Magníficos, el Espanyol de los cinco Delfines. O las sociedades: el Racing del Dúo Sacapuntos (Zigic y Munitis), el Liverpool de Batman y Robin (Toshack-Keegan), el trío de Los Inmortales Zamora, Ciriaco y Quincoces en el Madrid y la selección.
Ya se van cocinando algunos alias para el recuerdo de este año: el Valencia de Lim y su despotismo, el Atleti del Cholo, ad eternum; el Sevilla del adiós de Navas, el Athletic de los Williams (aunque sea otra vez de Valverde, no nos engañemos). El Barça de Flick, que comenzó tan bien, y por edad aún no puede ser de Lamine Yamal, está mutando en aquel flashazo de Felipe González en el parlamento ante un caso de corrupción: “¡Ni Flick ni Flock!”.
El Real Madrid es aún un misterio. Rodrygo, Vinicius, Mbappé y la banda siniestra. Tanto si la temporada es un desastre (con el riesgo de ser Tres Tristes Tigres) como si es un éxito, será el Madrid del enigma de Los Tres Extremos Izquierdos. Mientras, yo le voy a dar voltereta a estas leyes de la gloria futbolística: que un equipo tan débil como el mío esté peleando así, con la rasmia de un míster de la casa, me hace sentir un punto de orgullo. Me aferro al ‘Espanyol con Gasto Cero de Manolo y Joan García’. Como título para la historia es incluso peor que la plantilla, pero, si logra la salvación, este nombre va a ser inolvidable.
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