La larga resaca del otro Clásico

El Clásico del fútbol no ha sido el único que se ha celebrado esta semana en el deporte español. El Real Madrid y el Barcelona se enfrentaron también el pasado jueves en la Euroliga, aunque en el caso del baloncesto ya es la tercera vez en lo poco que llevamos de temporada, en solo seis semanas de competición. El Madrid y el Barça se han medido en la Supercopa, en la Liga ACB y en Europa. Por delante quedan, como mínimo, otros dos duelos, que seguramente serán más si se cruzan en algún playoff, en la Copa o en la Final Four, cosa bastante probable para los dos colosos que dominan en España y pisan fuerte en el continente. La saturación de Clásicos tiene dos caras. Por un lado, es buena para el espectáculo del basket, porque reedita el mejor partido posible, salvo en contadas excepciones como las del último pulso. Un bodrio con emoción final. Por otro, también puede llegar a cansar y a reducir la expectación. Hay que hilar esa fina frontera.

En lo deportivo, Chus Mateo lleva pleno de victorias sobre Roger Grimau, tres de tres. El último encuentro, un pésimo partido con marcador bajo en el que ambos cedieron ventajas de 14 puntos, mostró, sin embargo, un par de detalles a los que agarrarse con esperanza por ambos lados. En la parte blanca, el Madrid fue capaz de solucionar el resultado con el traje de faena incluso jugando muy mal. En la parte azulgrana, el Barça estuvo más cerca que en las dos ocasiones anteriores de voltear a su eterno rival. La larga resaca del choque ha desplegado igualmente quejas sobre el arbitraje, otro clásico dentro del Clásico. Ambos contendientes reaparecen este domingo en la ACB. La vida sigue. El Madrid recibe al Palencia sin conocer la derrota, invicto en 13 partidos, que son 14 si contamos el amistoso ante Dallas; mientras que el Barcelona, que visita al Valencia, ha perdido tres de 12. Ya saben ante quién.

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