La lámpara maravillosa de Arda Güler
No es Aladino, pero en un país donde se rinde culto a ese personaje de ficción, ha irrumpido un crío que hace magia con sus botas. Sobre todo con esa zurda de seda capaz de imaginar situaciones utópicas. Menos para Arda. Montella terminó claudicando a la presión popular (85 millones de turcos son muchos turcos). El italiano ha terminado fascinado con este niño capaz de meter un ‘chirlo’ impresionante como el que enchufó a Georgia bajo el diluvio de Dortmund. Ese zurdazo liftado a la escuadra de Mamardashvili está al alcance de muy pocos. Hasta ahora, es el indiscutible ‘Gol Puskas’ de la Eurocopa.
Aquí les digo que Güler puede ser la revelación del torneo. Nada le detiene. Tiene descaro, una zurda sin semáforos en rojo y un hambre por demostrar que en el nuevo Madrid de Mbappé, Bellingham y Vinicius tiene sitio. Ancelotti ya le tiró un guiño en la fiesta de la 15 en Cibeles porque sabe Carletto que tiene en sus manos un diamante nada bruto y tallado con la sutileza de los elegidos. Turquía la puede liar en la Euro gracias a las diabluras del Genio de Altindag. No olviden que siendo mediapunta se le caen los goles de los bolsillos. Así terminó el curso con el Madrid y así sigue en los campos de Alemania. Turquía sueña con las alegrías que puede darle este crío sin complejos, que ha abandonado su cuerpo de niño, forjado en el gimnasio de Valdebebas. Güler, vaya crack estás hecho.