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La huella mundial de Vinicius

Vinicius es hoy el mejor jugador del mundo. Sin más. Su condición es irrebatible y quedó refrendada en una noche de pura esencia europea. Su pisada en Anfield fue acorde a la historia del Madrid y redimensionó, más si cabe, su figura para derrotar a los pocos críticos que le quedan. A través de su estela colosal se levantó el equipo de Ancelotti tras un inicio calamitoso que, por el contrario, no le provocó ningún agujero emocional. Está más que demostrada su capacidad para soportar cualquier golpe y se rehízo otra vez con una entereza fabulosa. Contó con el favor del ánimo recreativo del partido, de aroma insensato, y de un Liverpool que dimitió a nivel defensivo muy pronto. Y eso que el equipo de Klopp empezó con el ritmo que mejor le sienta y un Salah desatado ante Alaba, sin que Modric ni Vinicius echaran una mano al austríaco por la posiciones altas de Alexander-Arnold y Henderson. La entrada posterior de Nacho (yu el cambio de Valverde a ese sector tras el descanso) equilibró el contencioso en ese lado. De todos modos, el canterano se incorporó después de que el Liverpool ya hubiera abierto brecha, pero rápidamente la relación de fuerzas se invirtió cuando Bajcetic perdió el balón, Modric lo cogió y Vinicius sacó la artillería. El Madrid giró el juego, corrió en transición y exhibió la pegada que acostumbra en la pasarela europea.

Fue una reacción fabulosa que hila con la tradición del Madrid. El Liverpool mostró una versión anticompetitiva tras la pérdida con un repliegue lento e inerme ante la velocidad explosiva del bloque de Ancelotti en los contraataques. Durante mucho tiempo, a excepción de Modric, el centro del campo no pesó y esa realidad al que mejor le viene siempre es a un Madrid imparable al espacio. Con Vinicius en posición ventajosa, el equipo red quedó descuartizado sin que el sistema de ayudas que había planeado Klopp sobre el brasileño pudiera sobrevivir. Cuando apareció después Benzema, ya no hubo arreglo posible para el Liverpool. El Madrid pasó como un rayo por Anfield y acreditó la vieja ley que le hace parecer intocable en la Champions. Es el mérito eterno, una música que suena siempre de la misma forma y se convierte en pegadiza para los jugadores que enaltecen su historia. Vinicius es uno de los mismos y ahora se confirma como el mejor jugador del mundo. Sin más.

Sin vigilancia

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El Liverpool dejó descubierta la zona de Vinicius cuando tenía el balón. En caso de pérdida, el roto ya estaba hecho. El brasileño es un jugador incontenible al espacio.