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Llegó el momento decisivo del curso para el Real Madrid, y los blancos se juegan, en apenas diez días, el que el año pueda ser un éxito rotundo o uno absolutamente para olvidar. Así es de fina la línea en el deporte de élite. Lo primero que se avecina es la final de Copa del Rey. Este título, por sí solo, jamás ha salvado una temporada en Chamartín, pero se debe afrontar como lo que es, una final. Enfrente estará Osasuna, que ha demostrado una capacidad de sufrimiento y fe increíble, para superar cuatro prórrogas y llegar a la segunda final de su historia.

De lo primero que se puede hablar es del aspecto emocional. Para muchos de los jugadores rojillos es el partido más importante de sus carreras y, seguramente, nunca han disputado un encuentro semejante. El haberte visto antes en estas circunstancias siempre ayuda en la gestión de lo emocional, que suele jugarte malas pasadas en estas situaciones: el descanso en los días previos por la tensión, el temor a perder algo que quizá solo tengas una oportunidad de conseguir… esto hay que saber manejarlo y no es sencillo. Tarea de Jagoba y el cuerpo técnico dar con la cantidad justa, ni exceso ni defecto, de activación.

Los jugadores de Osasuna entrenan sobre el césped de La Cartuja, en la víspera de la final de Copa.
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Los jugadores de Osasuna entrenan sobre el césped de La Cartuja, en la víspera de la final de Copa.ANDER GILLENEAAFP

En cuanto a lo futbolístico, Osasuna, que ha jugado con un 1-4-3-3 o 1-4-2-3-1 casi toda la temporada, quizá opte por pasar a línea de cinco en fase defensiva (ya lo ha hecho más veces contra los grandes), con el objetivo de defender bien a lo ancho en el giro de juego. Lo demás será el equipo que conocemos: presión muy agresiva en los reinicios, buscando orientar hacia un costado para robar y ser muy vertical, para posteriormente cargar el área con mucha gente. Y con las zonas de remate y rechace muy bien repartidas.

Otro aspecto que manejan los navarros de maravilla es el juego directo. Pases entre defensas y portero para atraer y estirar al rival, y luego buscar un balón sobre el delantero o Torró, para ganar esa segunda jugada y ya vivir en el campo contrario. Posee excelentes cabeceadores en el balón parado. En fase defensiva y cuando le toca defender cerca de Herrera, es un conjunto súper ordenado, como demostró recientemente en el Camp Nou con un hombre menos. Realizan una gran defensa del área, tanto en el centro, como en la defensa de la profundidad. Un equipo trabajado de forma fantástica por Jagoba y su cuerpo técnico.