La fuerza de España
Tres puntazos. Era un partido trampa. Los escoceses ya nos dieron un baile en Glasgow y sabíamos que nos iban a dar mucha guerra en La Cartuja. Además, llegaban con un ejército de 4.000 ‘bravehearts’ que, ayudados por la ingesta generosa durante una jornada calurosa en Sevilla, impulsaron a los suyos hasta lograr casi que el partido se nos hiciera bola. Pero esta España de Luis de la Fuente tiene paciencia, inteligencia táctica, orden y gente arriba que, como las avispas, si les das una mínima opción te clavan un aguijonazo letal. España maceró el match como hacen los cocineros castellanos con los lechazos en sus hornos de leña. Calma, ir poco a poco dejando que vaya haciéndose y acabar con un festín delicioso. Eso se tradujo en los goles postreros de Morata y Sancet. Dos goles que hacían justicia al dominio y el empeño de España, adornado por los olés de una Cartuja que respiró tranquila. Derribar el muro escocés no era tarea sencilla, pero la Nations League ganada ha dado tanta confianza a este grupo que ahora se sienten capaces de cualquier objetivo que se les ponga por delante.
Día de la Hispanidad. El partido no se jugó en un día cualquiera. Coincidió con el día de la Hispanidad, lo que ayudó para que en La Cartuja hubiese un ambiente más festivalero, con muchas banderas de España y un empuje incondicional para los nuestros. La reconciliación nacional de la afición con la Selección es un hecho, una vez superados los politraumatismos provocados por el frentismo que Luis Enrique alimentaba de forma indisimulada. Y eso que faltaban dos futbolistas de esos que ponen en pie a los aficionados. Lamine Yamal y Nico Williams son el presente y el futuro de este equipo, pero sus lesiones dieron pie a dos extremos más veteranos de arranque (Ferran y Oyarzabal), hasta que irrumpieron Bryan Zaragoza y Fran García, dos debutantes que metieron pólvora en la banda izquierda, y un veterano del Vietnam que nació a pocos kilómetros de La Cartuja, Jesús Navas, que completó el asalto definitivo a las trincheras escocesas. Navas, natural de Los Palacios, dio la asistencia a Morata para que el madrileño consumase su excepcional arranque de temporada para abrir la lata y reivindicarse una vez más. El capitán sigue en forma y es fiel a su cita con el gol. MO-RA-TA-TA.
Good referee. Con 0-0 lanzó McTominay, la fiera del Manchester United que nos devoró en Glasgow, una falta lateral que en principio parecía que se había comido Unai Simón. Los 4.000 escoceses de las gradas rugieron como si acabasen de derrotar al ejército inglés del rey Eduardo I. Me temí lo peor. Si defendían bien con 0-0, imaginen tener que meterles dos chicharros con todos atrincherados en torno a Gunn. Pero el VAR, que en Europa funciona mucho mejor, avisó de un fuera de juego del central Hendry que interfería en la posición de Unai. Bien peritado y bien anulado.
Joselu, crack. Salió en la recta final para suplir al héroe Morata y demostró ser una alternativa de enorme fiabilidad. En su primera acción casi marca y en la segunda dio al debutante Oihan Sancet una gran asistencia para poner el finiquito a un triunfo que nos permite atisbar la Eurocopa de Alemania. La recta final fue una fiesta y De la Fuente, un grandísimo seleccionador, respiró tranquilo junto a su ayudante Pablo Amo. Y esto no para. El domingo, a asaltar la guarida de Haaland. Sin miedo. Estos chicos son muy de fiar. España va bien. Seguimos.
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