La Duodécima está más cerca
El Real Madrid arrancó sin ningún tipo de especulación, sin un ápice de relajación, como requería el escenario: una Final Four. Y muy bien que hizo. Los de Chus Mateo sacaron el rodillo en los dos primeros cuartos para irse al descanso con 19 puntos de ventaja sobre el Olympiacos, que llegaron a ser 25. Era la imagen del absoluto dominador de la Euroliga, que se había plantado en Berlín con 30 victorias en 37 partidos, que ya son 31 en 38. Por si alguien tenía alguna duda. Hizo bien en no caer en confianzas, decíamos. Porque los griegos no habían dicho su última palabra. Esto es baloncesto. Los de Georgios Bartzokas llegaron a ponerse a ocho puntos a falta de 5:28 minutos de la conclusión. Era lo que se esperaba de un clasicazo europeo como este, lo raro era lo anterior, a la estela histórica de sus 52 vibrantes duelos que incluían cuatro finales continentales, la última de ellas el año pasado en Kaunas. Entonces fue el Madrid el que remontó para adjudicarse la Undécima con aquel tiro ganador de Sergio Llull. Esta vez planeó la misma sensación, pero al revés. Esto es la Final Four. Nadie se deja llevar. La reacción del Olympiacos no se consumó. Demasiado tarde. El Madrid, con un aguerrido y pícaro Campazzo, recordó que también sabe defender. Y remató la faena.
El campeón defenderá su título este domingo ante el Panathinaikos, otro hueso griego, más difícil de roer, que ya conoce lo que es ganar al poderoso Madrid esta temporada, uno de los pocos. En sus filas milita un conocido, Juancho Hernangómez, que en este mágico Arena de Berlín condujo a España al título en el Eurobasket 2022. La Duodécima está más cerca. Y con ella, la segunda consecutiva, que no se logra desde los tiempos de Pedro Ferrándiz, en 1968. Pero nadie dijo que fuera a ser fácil. Y si alguien lo pensó, que repase la segunda parte de la semifinal.