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La cara fea del boxeo

Dos españoles pelearon la misma madrugada en Las Vegas y en Nueva York, en dos templos de Estados Unidos, en dos disciplinas con conexiones comunes, pero también antagónicas. Sandor Martín litigó en el Madison Square Garden, donde ningún español era cabeza de cartel en una velada de boxeo desde Paulino Uzcudun en 1935. Ilia Topuria lo hacía en la UFC, la Ultimate Fighting Championship, la organización más relevante de las MMA, las artes marciales mixtas, un deporte en crecimiento que combina distintas especialidades de combate, entre ellas el propio boxeo. Ambos protagonizaron dos grandes peleas, incluso se puede decir que ambos sometieron a sus rivales, pero regresaron a España con suerte dispar.

Topuria venció a Bryce Mitchell por sumisión en el segundo asalto del UFC282, lo que le coloca en el top-10 del pluma. El Matador, nacido en Alemania de padres georgianos, pero formado en Alicante desde los 15 años, acerca así sus dos grandes objetivos. El primero: pelear por el título. El segundo: intentar traer la UFC a su país de adopción. Sandor nos mostró el reverso, la cara de la injusticia. El jurado dio ganador a Teófimo López por decisión dividida, después de que el barcelonés hubiera controlado la pelea y hubiera tumbado dos veces a su contrincante. Martín, que ya había logrado una prestigiosa victoria en Fresno en 2021 frente a Mikey García, pierde así su gran oportunidad en esta eliminatoria del Mundial superligero del CMB. Su derrota muestra uno de los rostros oscuros del viejo boxeo, quizá una de las razones que le han distanciado de la afición en países como la propia España, donde hace unas décadas era uno de los deportes soberanos, o que hacen ganar adeptos a otras disciplinas como la emergente UFC, allá donde Topuria ondea sus dos banderas y genera ilusión, la misma que dos de los tres jueces le rompieron a Sandor.