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La añoranza de Marcelo y Casemiro

En la remozada Cerámica (aunque entre las evidentes mejoras han dejado una vergonzosa jaula acristalada que le ha quedado a la afición visitante) vimos los madridistas dos carencias severas en dos posiciones clave del equipo. La del lateral zurdo y la del mediocentro defensivo. Mendy y Tchouameni protagonizaron su peor partido desde que están aquí. El primero estuvo muy desafortunado en el 1-0 de Yéremy y nunca desbordó en ataque. Y el pivote llegado del Mónaco este verano y flamante subcampeón del Mundo estuvo transparente. Apenas robó balones (solo dos en 64 minutos), no hizo una sola falta (ni le hicieron), no chutó a gol, no asistió, perdió el único duelo que disputó, perdió cuatro balones...

Esta doble radiografía alimenta mi nostalgia de Marcelo y Casemiro. Los dos brasileños daban al Madrid empaque, calidad técnica y liderazgo. Casemiro, aparte de comerse crudos a muchos rivales con su compromiso y coraje, ayudaba bastante en ataque y sabía marcar territorio. Marcelo era pura fantasía y convertía sus subidas por la banda en un festival de dibujos animados. La dupla francesa tiene músculo y profesionalidad, pero hay que pedirles más calidad. Tchouameni la tiene, pero juega cohibido. Esas dos taras en puestos estratégicos las está pagando el equipo de Ancelotti. Deben ponerse las pilas. O ir al banquillo. Nacho y Ceballos, alternativas. ADN español.