La A-6 es una autovía con baches
Regreso a Madrid en coche conectado a la SER en la previa del Athletic-Barça por si el atasco del fin de semana me impide llegar a tiempo para verlo por la tele y tengo que improvisar esta columna de oídas. Seguro que mejoraba. En un momento alguien dice. “Soy Xavi y en la pizarra del vestuario en vez de flechas tácticas pongo un gigantesco letrero que dijese A-6″. Se refería a los puntos que les separarían del liderato tras el pinchazo del Madrid si ganaban en San Mamés. Hace apenas dos jornadas estaban a 10.
A mí, sin embargo, me recordó que viajaba precisamente por la autovía A-6 que nos conecta a los aborígenes galaicos con la meseta. Enseguida pensé en los baches a medio parchear y en el asfalto tan erosionado que pareciese que hubiesen salido de maniobras los tanques de la desaparecida División Acoraza Brunete. Mal presagio.
Llego a tiempo a casa para ver las dos lesiones seguidas de Frenkie de Jong y Pedri. Como si se me hubiesen partido en el viaje las dos bielas de mi coche. Así se quedó el Barça, orillado en la autovía de la remontada.
El Athletic se ha desprendido de sus recientes complejos. En los últimos 15 años ha perdido cuatro finales de Copa contra los azulgranas. Ahora da la impresión que los arrollan como una estampida de bisontes en una pradera, tenga o no tenga baches.