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Kroos y Modric son obligatorios

Fue quitar a Modric, primero, y a Kroos, después, y perder el Madrid todo el dominio del juego. La justificación del paso de los años estará presente toda la temporada, pero será difícil sostenerla si hay más partidos como el que jugó el el equipo blanco ante el Betis. Si a ambos se les evalúa por la edad, si necesitan una gestión de minutos que desde fuera no parece, el Madrid tendrá un problema gravísimo, pues quedará de la mano exclusiva de Bellingham, Rodrygo y Vinicius, que por buenísimos que sean, no pueden con todo. Ancelotti prescindió demasiado rápido del croata y del alemán y el Betis se le subió a las barbas cuando había sido peor prácticamente todo la trama, pese al golazo de Ruibal en el que el bloque madridista contemporizó demasiado. Y eso que el italiano acertó de pleno con los retoques posicionales que implantó de inicio. En ese 1-4-4-2 que ha llegado para quedarse, abrió a Rodrygo y Brahim a las bandas para que aparecieran desde atrás Bellingham y Modric. Al croata le había venido mal jugar tan adelantado en otras ocasiones, pero se inspiró en la zona de creación y se benefició de la ausencia alargada de Guido en el mediocentro verdiblanco. Rodrygo descompuso a Rubial, que equivocó su lectura defensiva, siempre intentado quitarle la pelota sin que nadie le ayudara por dentro. Con el brasileño en estado de plenitud, el Madrid se encontró cómodo, circuló el balón con suficiencia y se vio ganador bajo ese contexto. Sin balón, eran Rodrygo y Modric los que se emparejaban con los centrales y Bellingham el que trabajaba en la izquierda. El Madrid también tuvo la condición de recuperar con prontitud y aislar a Isco. De principio, solo Ayoze se impuso en el duelo particular a Mendy.

Todo lo bien que lo hizo el Madrid hasta el 1-1 se dilapidó en el tramo final. Modric y Kroos se fueron del campo, en una apuesta totalmente discutible de Ancelotti, y nadie en el Madrid asumió la manija. Ceballos fue otra vez invisible. Habrá que ver si le influyó el clima adverso del Villamarín, pero más allá del escenario se percibió a ese jugador incapaz de imponerse. El Betis aceptó el guante y se creció al hilo de Isco y bajo las piernas de Diao. Había sido inferior, pero terminó siendo superior. Ancelotti se lo permitió con su decisiones. La entrada de Joselu, pese a que bordeó el gol, emparentó con el plano físico que el entrenador italiano quiso darle al Madrid cuando el partido agonizaba. Por las bravas no pudo ganar; sin Modric y Kroos le fue imposible. La velocidad y el físico son las ideas del croata y el alemán.

La ruptura de Bellingham

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De la colección inacabable de los argumentos futbolísticos del británico, destaca su capacidad para romper desde atrás. En el gol sublimó con su control y definición un movimiento que quebró a toda la defensa del Betis.

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