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Kroos, único hasta el final

Nada afea la temporada del Madrid porque se ha ganado el derecho a la distracción en esta Liga concluida. Solo el once ante el Betis será igual a lo que suceda en Wembley. Del resto de atributos futbolísticos, todo resultará distinto. Seguramente el epílogo de Kroos en el Bernabéu merecía mayor brillantez, pero el Madrid se tomó la faena como una jornada no laborable y si alguno tuvo que ganar fue el Betis. Courtois y el VAR evitaron que Pellegrini cerrara la temporada de la mejor manera, porque las mejores ocasiones siempre fueron verdiblancas. Con Ayoze hizo daño por la izquierda, Bellerín se movió con sentido en zonas adelantadas y Willian José estuvo siempre en el desenlace de un gol que no llegó. En el Madrid, muy poco, por no decir nada. Solo las extravagancias de Mendy, alguna aparición entre líneas de Bellingham y algún eslalon esporádico de Rodrygo y Vinicius sacaron del letargo a un equipo con la cabeza en otra cosa.

Hay muchas formas de despedirse de la Liga. Esta no fue la mejor, pero se entiende el borrón ante lo que está por venir. Lo que quedará de un partido desanimado es la última vez de Kroos en el Bernabéu. El homenaje al alemán emergió como el mejor antídoto contra el aburrimiento. Un futbolista al que el Madrid le debe una forma de jugar, líder ideológico del centro del campo desde la armonía, el criterio y el orden. Nunca aparentó ser lo que no era, y esa sencillez la trasladó al césped. Su legado en blanco es la participación activa en los incontables títulos, pero pasará a la posteridad por un estilo y una manera de expresarse. El jugador que más intervenía y con mayor influencia sin ganas de hacerse notar. Kroos siempre será único.

La brújula eterna

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Extraordinario cambio de orientación de Kroos a Lucas como imagen final de su etapa en el Bernabéu. Hasta en el último día fue el que más pases dio (107) y más ocasiones generó (tres).

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