Kroos, el Bayern, los caprichosos

Crisis. Por el Bayern han desfilado en el último año Nagelsmann y Tuchel, se han ido de los despachos Salihamdzic y Kahn, han llegado Dressen y Freund como CEO y director deportivo, se ha jubilado y después se ha repescado a Rummenigge, se fichó en verano a Kane, también a un coreano, a un israelí… Hasta el mito Beckenbauer falleció en este año nefasto. Un club tradicional, uno de los que más de Europa, poco habituado a los cambios, lleva unos meses de convulsión permanente. El anuncio de que Tuchel se va en junio es una derrapada más.

Tensión. Hay muchos matices que explican esta guerra civil constante. El vestuario está acomodado. Los pesos pesados tienen tanta fuerza que hacen y deshacen a su antojo. Neuer, Müller y Kimmich han impuesto su poder. Llegaron a desafiar al cuerpo técnico de Nagelsmann como ahora ha ocurrido con el de Tuchel. La team manager, Kathleen Krüger, está completamente desacreditada por los jugadores. De Ligt, fichado a bombo y platillo hace un par de veranos, se siente más fuera que dentro. Davies, con una oferta del Madrid, también.

Salida. El orden alemán brilla últimamente por su ausencia. El Bayern es un ogro cuyas zarpas le están hiriendo a sí mismo. Lo acusa la selección germana, que desde 2014 parece cualquier cosa menos Alemania. Hasta los jugadores germanos están viendo que es posible hacer una gran carrera fuera de los tentáculos de la Bundesliga y del Bayern, algo impensable hasta hace nada para ellos. Kroos abrió el camino y otros como Ter Stegen, Rüdiger o Gündogan lo han seguido con éxito.

Hallo Deutschland. El efecto Kroos ya se nota en Alemania, por cierto. Lo que era una selección anfitriona con muchas dudas para la Eurocopa, para la que quedan cuatro meses, es de repente un elenco de jugadores capacitados para conquistar el título. El jugador del Madrid ha conseguido voltear el estado de ánimo de todo un país: no vuelve para despedirse entre los suyos, vuelve para tratar de ganar la Eurocopa.

Hoy descubrimos a… Conor Bradley (2003). Se juega la final de la Carabao Cup, la copa menos importante de Inglaterra, y enfrenta a Liverpool y Chelsea en Wembley. Ya sólo por eso es un partidazo. Klopp ha logrado suplir al lesionado Alexander-Arnold con este joven lateral derecho cuyo impacto ha sido inmediato. Ofensivo, resistente, con un buen pie para los centros, es un ‘2′ para adueñarse de su parcela en Anfield. Muy bueno.