NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Jodido pero contento, desde 1900

Como la “Maravillosa Minoría” de César García o la “Cuestión de Fe” de Enric González, genios de la comunicación, encaja perfectamente como claim sobre la idiosincrasia del Espanyol el “jodido pero contento” con el que Diego Martínez trató de ventilar improvisadamente, en su comparecencia del pasado sábado, la enésima pregunta sobre el asunto que pertocaba: sus sensaciones tras el surrealista cierre del mercado perico. Jodido pero contento no solo resume la marcha frustrada de Raúl de Tomás, una planificación que cojea y la plantilla descompensada: sintetiza –y por eso ha calado de inmediato– lo más intrínseco del ser perico.

Jodido pero contento condensa el balance del Espanyol en casi todo lo que va de Liga. En Vigo, por igualar un 2-0 en contra. Contra el Real Madrid, por acariciar un empate que solo individualidades y fondo físico decantaron en un final delirante. Y en San Mamés, analizado ya en frío, por una victoria tan agradable y celebrada como sufrida, acaso el día en que menos se había merecido. Del orden de los factores después de cada partido, jodido pero contento o contento pero jodido, dependerá el producto en una temporada que se intuye, a pesar del salto que debía dar el equipo una vez más, un escarpado ascenso a la cima de un ocho mil. Un abismo frente a los llamados grandes, que rara vez están jodidos pero contentos, sino que enarbolan una u otra bandera, sencillamente, en función de si han ganado o perdido.

Jodido pero contento vivió el Espanyol algunos de los pasajes más recordados de su historia. En la más reciente, por ejemplo, con aquel gol agónico de Wu Lei ante el Barcelona, que en el fondo suponía un punto (2-2) en plena deriva hacia el descenso. Y, por supuesto, en aquella escalada hacia el retorno a Primera, que se celebraba bajo mano porque no debería considerarse una alegría volver al lugar de donde nunca debiste marcharte.

Jodido pero contento, casi al borde del infarto, experimentó el gol de Coro que salvó la categoría y seguramente al club. O los dos retornos de Glasgow: el de Raúl Tamudo en el año 2000 tras frustrarse su necesaria venta al Rangers por una supuesta lesión grave de rodilla (bendito doctor Gert), y el de 2007, con el orgullómetro a reventar a pesar de la derrota ante el Sevilla en la final de la Copa UEFA.

"Jodidos pero contentos" con el gol salvador de Coro ante la Real Sociedad.
Ampliar
"Jodidos pero contentos" con el gol salvador de Coro ante la Real Sociedad.ENRIC FONTCUBERTADIARIO AS

Jodido pero contento se sentiría el hincha de aquel Espanyol de hace ahora 50 temporadas que, con Santamaría al mando, merodeó el título de Liga pero a cambio de no alcanzarlo firmó su mejor posición histórica, un tercero. O la directiva que en 1930 lanzó al Real Madrid un órdago por la venta de Ricardo Zamora, su ídolo más universal, por el que los blancos aceptaron inesperadamente el pago de 150.000 pesetas de la época que remendaron la históricamente maltrecha economía perica.

Jodido pero contento explica al Espanyol, el club del eterno retorno, de Sísifo, el de la travesía interminable por un desierto donde en ocasiones brota una flor que puede ser real o un mentiroso espejismo. La alegría en la pena, los escalofríos de una caricia para atenuar el golpe recibido. Y también el camino sobre el destino, la supervivencia sobre la opulencia, los sinsabores que permiten saborear de verdad el fútbol. Y la vida.