João Félix-Chelsea, un cóctel letal

Basta. Jamie Carragher estuvo sembrado cuando dijo que “el Chelsea debe dejar de fichar jugadores y los jugadores, dejar de fichar por el Chelsea”. En el fútbol también se cumple aquello de que Dios los cría y ellos se juntan, porque no hay matrimonio a la calamidad más atinado que el de João Félix y el Chelsea. No podían ser otros. Era inevitable que se reencontraran.

Historial. La deriva de ambos –como futbolista uno, como institución el otro– es similar. Han arruinado su posición privilegiada de estos años. Han tocado fondo. Han hecho tomarse a guasa una operación en la que nadie cree. El Chelsea ya pagó una millonaria cesión hace año y medio al Atlético por él. João decepcionó. Después llegó el Barça con sus palancas al rescate, y allí también decepcionó. Y luego ha venido la Eurocopa, con –oh, sorpresa– nueva decepción.

Futuro. Mientras tanto, el Chelsea dilapidó un equipo campeón de Europa con fichajes sin sentido, patinazos millonarios y un proyecto basado en cualquier cosa menos la sensatez. ¿La guinda? Rescatar por 50 millones y hasta 2030 a un jugador que no motiva ni a su nueva afición. Hay que ser muy optimista para pensar que este movimiento funcionará; más factible es que para 2030 João esté en Arabia y el Chelsea, descendido. Al tiempo.

Se viene. El nuevo Mundial de Clubes, el polémico que para algunos sigue en el aire, ya tiene cerrados a 30 de sus 32 participantes. Boca Juniors selló su billete, lo mismo que hizo River Plate hace unos meses. La FIFA celebra que los dos icónicos conjuntos argentinos estén clasificados. Mientras en Europa hay quien duda del torneo, en Argentina y Sudamérica se ilusionan como nunca antes. Eso sí, a diez meses de que se lleve a cabo en EE UU no hay ni estadios definidos ni televisión que lo ofrezca. Algún conejo tendrá que sacarse de la chistera Infantino para que todo cuaje porque los sindicatos de jugadores y las grandes ligas han unido fuerzas en su cruzada contra el nuevo torneo.

Hoy descubrimos a…. Assan Ouedraogo (2008). En el arranque de la Bundesliga conviene detenerse siempre en las caras nuevas del RB Leipzig, el mejor generador de talentos de Alemania. El último es este mediocentro recién llegado del Schalke, importante allí pese a su edad al igual que lo fue con la Sub-17 germana en el último Mundial. El Bayern lo puso todo por llevárselo, pero él eligió el Red Bull Arena. Algo sabe. Un trampolín perfecto para un pivote de futuro.

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