Algo debe tener el agua cuando la bendicen. O eso, al menos, es lo que dice el refrán. Por eso Javi Muñoz es un bendito. Hace ya un buen rato, por lo menos desde el verano de 2023, que dejó de ser casualidad que este jornalero del fútbol profesional, canterano del Real Madrid, sea un jugador tan imprescindible como el que más en la Unión Deportiva Las Palmas. Lo mismo da que fuera primero con García Pimienta que luego con Luis Carrión o Diego Martínez, el equipo grancanario no se concibe sin él. “Es muy fácil darse cuenta de que es ese tipo de jugador que te hace estar más arriba en la clasificación”, llegó a decir Carrión antes de que le echaran.
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Este sábado, como siempre, se hartó de correr, multiplicándose arriba y abajo, una joya de futbolista, jugador de equipo con todas las letras. Un deportista mayúsculo. Por eso, ni que el destino, tal vez el karma, le tuviera guardado algo bueno, fue el encargado de desgajar al Atlético en el tiempo de descuento. Los titulares a veces se los llevan unos y a veces, otros. Pero el que está siempre es Javi Muñoz. Un tipo hecho así mismo que convence a tanta gente. Nada con él sucede por azar. La siguió y la consiguió para que el Estadio de Gran Canaria rugiera como casi nunca. Todos fuimos un poco él. O al menos debemos aspirar a serlo. Es nuestro mejor amigo. El que siempre está aunque aparezcan los otros.
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