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Isi mitifica su valor único y César Montes saca nota

El movimiento inteligente

Si uno tiene la costumbre de ver al Rayo, rutina que debería tener carácter obligatorio, es difícil no reparar en Isi Palazón (28 años). La etiqueta de jugador revelación que portó el pasado curso se le queda muy corta. También la estadística, normalmente justa con su aportación, por ejemplo, ante el Valladolid (62 toques, 15 duelos ganados, siete recuperaciones, siete faltas forzadas...), pero que no ofrece todo el impacto que tiene en el juego del Rayo. Isi es, posiblemente, el mejor futbolista de LaLiga en lo que a sus movimientos se refiere cuando el balón va por la otra banda. Hay que detenerse en cómo sigue la jugada, se desliga de la vigilancia del rival y elige el timing idóneo para lanzar el desmarque definitivo. Todas esas cualidades se materializaron en el gol del triunfo en Pucela. Isi presume de una capacidad innata para aparecer en posiciones interiores y zona de remate. En su singularidad radica el secreto.

Una pareja de aúpa

La vida y el fútbol en particular van deprisa. A esa realidad se ha agarrado Aimar Oroz para no dejar indiferente a nadie pese a su juventud. A sus 21 años, ha alcanzado un crédito importante en Osasuna como interior. Tiene fuerza, llegada y descaro y en él se identifica el viejo estilo directo del equipo rojillo. En el otro perfil, aunque ante el Mallorca ofició entre centrales en la salida de balón, actúa Moi Gómez (28 años), un jugador de corte más creativo por el que late el ritmo cardíaco de Osasuna (104 pases intentados esta jornada). Entre ambos se potencian, como quedó corroborado en la jugada del gol ante los bermellones, y contribuyen al bienestar ofensivo de su equipo. Son los futbolistas que más ocasiones generan por partido (1,6, Moi, y 1,1, Oroz) y se entienden pese a hablar lenguajes en apariencia diferentes (10 pases cada uno se dieron frente al Mallorca). Arrasate dispone de una mina con ellos.

Expeditivo

El Espanyol abandonó el territorio hostil con un triunfo meritorio ante el Getafe. A base de golazos, tomó respiro y logró cerrar por fin un partido que le hace olvidar experiencias negativas anteriores. Necesitó a Joselu y Puado como héroes, pero también de la seguridad de César Montes (25 años) en el centro de la zaga. Fue el mejor de los tres centrales, firme en la marca, contundente en la custodia del área (14 despejes) y providencial al corte (tres remates bloqueados). Se sospechaba que era un jugador más que útil para mejorar al Espanyol y actuaciones de este tipo veneran su contratación.

El desahogo

La dureza cotidiana a la que se enfrenta el delantero que no marca se personificó en la liberación que sintió Strand Larsen (22 años) al hacer su primer gol con el Celta. Había ya cierto runrún, claramente injustificable porque su rendimiento iba mucho más allá. Aunque las cifras no le acompañaban, con apenas un 16% de acierto en las ocasiones claras y solo un gol en 22 remates en lo que se lleva de competición, la influencia del jugador noruego se expande por saber manejarse en los apoyos y en las rupturas cortas y disfrutar de calidad en la asociación. Su primera intervención ante el Villarreal fue proteger una pelota y darle salida; después llegó el ansiado y bendito gol.