Ilia, yo también lo soñé

Topuria cumplió su sueño. El suyo y el de muchos, como el de un servidor que firma estas líneas. El 17 de febrero, El Matador escribió en Anaheim (California) una página dorada en la historia del deporte español, proclamándose campeón de la UFC. Desde entonces, las MMA no han parado de sumar adeptos en nuestro país. Nunca ha sido un deporte de agrado, ni mucho menos. Aún los hay contrarios a la violencia que dicen que expelen las guantillas de cuatro onzas. Sin embargo, la idiosincrasia del hispanogeorgiano, que promete y cumple, ha desatado una tormenta perfecta. Aún cuando los que atestiguan su día a día en primera persona afirman que no hemos visto todo su potencial. Por eso, a este Premio AS le sobran argumentos.

Volkanovski besó la lona, algo inédito en la categoría del peso pluma. Y Topuria se convirtió en el primer español en llegar al trono de la mayor compañía de artes marciales mixtas del mundo. A Holloway también se le apagaron las luces por primera vez en su carrera cuando se cruzó en el camino de Ilia. Ambos hitos los anticipó, formalizó y brindó a los que representa. Españoles y georgianos a partes iguales. Su carisma potencia su figura, dentro y fuera de la jaula. La de un peleador, invicto, que no para de coleccionar ‘primeras veces’. También la de un soñador que convence a su propio destino de que va a lograr lo que se proponga. Y lo próximo es que la UFC aterrice en España por primera vez. Ilia lo soñó. Yo también.

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