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Fernando Sanz

Igor era la promesa más codiciada

Recuerdo el revuelo que generó la llegada de Igor Jovicevic a la cantera del Real Madrid. Era la joven promesa más codiciada en Europa y aterrizó siendo muy jovencito en la vieja ciudad deportiva para ejercitarse con el filial. Enseguida se le vio una calidad tremenda, que posteriormente no pudo terminar de desarrollar porque tuvo varias lesiones gravísimas. Con todo y con eso, su adaptación fue rapidísima. Tan rápido aprendió a hablar español que parecía que ya lo traía aprendido de casa... Hablamos de un diez muy creativo, muy ofensivo y con un golpeo de balón excelente, aunque defensivamente le costaba, algo en lo que los entrenadores de la época solían ser muy exigentes. Aún así, Igor tenía calidad sobrada para haber podido jugar con el Madrid.

Entre otras razones, tenía clase para el primer equipo porque destacaba en una época en la que el Madrid tenía una cantera privilegiada. Sin querer entrar en comparaciones, pero era una etapa en la que teníamos un filial en Segunda, otro en Segunda B y salían jugadores de ahí para el fútbol profesional como churros. Hicimos un cuarto puesto en Segunda con Sergio Egea y antes que él, con Rafa Benítez, también tuvimos años muy buenos. Nos salvábamos del descenso con solvencia y eso que iban subiendo al primer equipo jugadores como Guti, Dani García Lara, Sandro o yo mismo, por ejemplo.

Igor y yo hemos vuelto a retomar hace poco el contacto, porque en su momento la relación fue muy estrecha, siempre estaba conmigo y mi hermano Paco o nosotros en su casa. Me escribió cuando le fichó el Shakhtar, el otro día le felicité por su partidazo contra el Leipzig y mañana espero poder darle un abrazo en el Bernabéu. Ha tenido que hacer un equipo nuevo por la guerra y está dando la cara en la Champions. Si ha podido hacer todo esto es que tiene madera para ser un buen entrenador.