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Hazard abandona su Edén

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El bombazo del verano llegó a media tarde de este sábado de adioses sentidos (Marco Asensio) e indiferentes (Mariano). Cuando la web del Real Madrid anunció que había llegado a un acuerdo con Hazard para que se desvinculase del club que pagó 100 millones de euros por él en 2019, la sorpresa y el estupor se apoderaron de nuestras vidas. Mis amigos, todos fieles a la religión blanca, celebraron la buena nueva como si fuese el fichaje de Kane, Havertz o Bellingham. “¡Milagro!”, “¿Pero de verdad vino alguna vez?”, “Tanta paz lleve como descanso deja...”. El belga parecía enrocado en cumplir el año de contrato que le restaba, dado que esos 32 millones brutos que debía percibir suponían una montaña imposible de escalar para posibles compradores. Se le veía tan feliz en su Edén particular, disfrutando de su confortable vida en Madrid y ganando títulos como rosquillas en el Madrid a pesar de su casi nula aportación en los mismos...

Convencer a Hazard de que debía hacer las maletas y abandonar su estado de confort es un éxito de la planta noble, que mata dos pájaros de un tiro. Libera la masa salarial más importante y evita a Ancelotti el mal trago de dejar inédito un día sí y otro también a un jugador que llegó a ser ‘Top Five’ mundial. En este supersábado la Tesorería del Madrid, ya saneada de por sí, vio con alivio cómo se liberaban 30 millones de euros netos al unirse a las marchas de Asensio y Mariano, aunque estos últimos acababan contrato el día 30. Hazard pasa a engrosar esa Sala de los Horrores de los peores fichajes de la historia, pero tengo que ser honesto y reconocer que todos brindamos por su llegada al ser en ese momento un jugador superlativo. Las lesiones (su compatriota Meunier le hundió la carrera) y el sobrepeso fueron minimizando su talento. En el Madrid nadie te espera. El de Hazard siempre será el fichaje de nunca jamás.