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Hagan caso a Ancelotti

La reivindicación tan necesaria como justa de Ancelotti sobre su amplia sapiencia futbolística tuvo la escenificación más oportuna ante el Chelsea. Fue un Madrid de punta en blanco, encomiable en su desempeño, que encuadró el partido como debía e hizo aflorar las calamidades de un rival que por algo está desluciendo como lo está haciendo esta temporada. El cambio de sistema de Lampard, que recuperó los tres centrales y carrileros de Potter, no trastocó la idea de juego de Ancelotti. El italiano orquestó un plan inteligente y de talante ofensivo, con los hombres de la remontada copera del Camp Nou. Había que mover el balón y había que moverse sobre el césped, provocar que la relación de jugadores de tanta calidad brotara de forma natural. Bajo este axioma, el Madrid circuló rápido de lado a lado y equivocó las vigilancias del Chelsea con continuos desmarques de jugadores hacia zonas poco predecibles. Carvajal apareció en el carril central, Rodrygo se abrió y se cerró, Benzema atrajo en el apoyo y Vinicius se ingenió jugadas y carreras que solo él puede completar en este momento. Todo bajo la impronta futbolística e inagotable de Modric y Kroos, la pareja infinita, la conjunción de veteranía y talento capaz de invalidar cualquier artimaña defensiva del contrario. Solo faltó elegir mejor en la última decisión para disfrutar de una diferencia mayor.

A esa elocuencia en la fase de posesión el Madrid añadió la aplicación para recuperar en campo rival y oscurecer la salida del Chelsea. Puso un bloque estrecho y compacto, donde Militao y Alaba adelantaron la línea. Solo Enzo Fernández dispuso de la clarividencia, residual por otro lado, de ofrecer a los de Lampard cierta lucidez, porque João Félix y Sterling jugaron rematadamente mal. Ni el contexto difícil que enfrentaron les excusa. Desconectados, pese a algún error puntual de Kroos y Camavinga que propiciaron dos buenas ocasiones blues en el tramo final, el Chelsea no intimidó a un Madrid que hiló fútbol, contó con Asensio y se responsabilizó a nivel colectivo para armarse bien atrás. La letra de Ancelotti escribió la música de una canción que los intérpretes tocaron con gusto pese a un final de encuentro dudoso en el que no terminaron de finiquitar la eliminatoria. Suerte tuvieron que Rüdiger negó el gol a Mount que no hubiera cambiado las conclusiones, pero sí el resultado. Eso también es el Madrid de Ancelotti, gestor, sí, pero sobre todo entrenador.

Irrumpe por dentro

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Aparición sin vigilancia alguna de Carvajal en zonas interiores tras un cambio de orientación de Kroos. Nadie del Chelsea salta sobre el lateral madridista, suelto en el primer tercio del partido. Este fue el origen del gol de Benzema.