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Guerreras preolímpicas

Las Guerreras salieron del Mundial de balonmano por la puerta de atrás, después de dos feas derrotas ante la República Checa (22-30) y los Países Bajos (21-29) que propagan mucha incertidumbre hacia el futuro del equipo. Brasil hizo el favor a España de ganar a Chequia el domingo, por lo que bastaba con un empate o una victoria mínima en el último duelo ante las neerlandesas para acceder a los cuartos de final. Pero no hubo ninguna opción. Y eso que sus rivales jugaban sin presión, porque ya estaban clasificadas. La Selección había disputado una primera fase impoluta, con tres victorias, una de ellas de mucho mérito ante Brasil, y en la segunda batió también a Argentina. Fue una ilusión. En los dos partidos decisivos, en los que le hubiera servido un solo empate para pasar de ronda, no estuvo ni siquiera en la pelea. Las Guerreras se van del Mundial con sensaciones contradictorias. Ambros Martín tiene mucho trabajo por delante para pulir al grupo.

Dentro de este oscuro panorama, al menos sí se ha cumplido un objetivo, aunque haya sido de rebote y con las internacionales ya de viaje de vuelta. Los resultados de este lunes, con la clasificación de Montenegro, han metido también a España en el Preolímpico. El camino a los Juegos de París 2024 sigue abierto. Un premio de consuelo que mantiene viva la llama, aunque ahora arda a borbotones sobre un cirio consumido. En el mes de marzo habrá una nueva oportunidad de recuperar el espíritu de las Guerreras, posiblemente en casa, porque la Federación ya ha solicitado la organización del torneo clasificatorio. El billete no será nada fácil, ni siquiera como anfitriona, porque la Selección entrará con poco ranking y se topará en su grupo con un par de huesos. Pero hay que levantarse y competir. No queda otra. Las heridas también sirven para crecer.