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Greenwood en el Getafe en el año I después de Rubiales

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Cuando el mundo mira a España como el epicentro del machismo va el Getafe y ficha a Greenwood. El joven del United iba directo a ser un jugador de 100 millones cuando un error le cambió la vida en enero de 2022. Su novia publicó un audio en el que la forzaba a tener sexo bajo amenaza de pegarla y su carrera se acabó. Inglaterra puso todo el peso de la cancelación sobre su estrella con la retirada del equipo, de los patrocinios y de la selección. Un año después el proceso judicial acabó en nada porque algunos testigos se retiraron misteriosamente y la justicia se vio obligada a cerrar el asunto, no a declararle inocente. Insisto, a cerrar el asunto. Pero su club ya le ha condenado y se lo ha quitado de encima pagándole en Getafe.

El caso de Greenwood al que las aficiones rivales coreaban “Mason, no es no” es paradigmático dentro de la variada cantidad de violencias sexuales con futbolistas. Rubiales ha sido el último ejemplo y conviene recordar que el problema es el machismo en el fútbol no la pena que debemos aplicar a cada abusador, violador o cavernícola. El propio expresidente de la Federación hace un año pasaba por un ejemplar ciudadano hablando de apoyar al fútbol femenino hasta que “la euforia” mostró su verdadera cara. Más grave es el caso de Greenwood y sin embargo el fútbol va con él más lejos de lo que va la justicia. Y eso que su víctima mostró su cara ensangrentada y todos escuchamos al futbolista: “Vuelve a empujarme y verás lo que pasa”.

Greenwood no habla ¿Tan difícil es pedir perdón, asumir el machismo y ponerse al servicio de la reinserción? ¿No es más útil que Greenwood o Rubiales acepten su culpa y, con respeto a sus víctimas, hagan campaña contra el machismo en lugar de que les matemos socialmente? Si la sociedad no es capaz de educar y reinsertar a chicos de 20 años qué futuro desesperante espera a las mujeres. El Getafe podría poner a su capitán el brazalete que llevaban las mujeres en el Mundial contra la violencia de género. Eso es más fácil que fichar a Greenwood.