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Gattuso era su pilar de credibilidad

El adiós de Gattuso va más allá de su rendimiento como entrenador. En otro Valencia, seguramente, él o cualquiera en su lugar hubiera sido despedido tras la derrota en Pucela (20 puntos de 51, 7 de los últimos 30, a uno del descenso). Pero la fuga de Gattuso, en este Valencia, trasciende lo deportivo, lo dinamita socialmente más de lo que estaba. Gattuso, aunque su equipo fuera silbado el día del Athletic (el partidito que se marcaron invitaba al beef de la grada), era el único puente entre Peter Lim y la afición, el único pilar de credibilidad de uno y el clavo ardiendo de los otros, que querían creer que entorno a Rino se podría construir algo parecido a un proyecto.

Gattuso se fue de “mutuo acuerdo”, que casi es peor que si lo hubieran echado, aunque más barato. Fuera por hartura por la gestión o, como dicen, por las dudas que el italiano tuviera en sí mismo para revertir la situación (ambas son compatibles), la cosa es que a Gattuso no han sabido retenerle ni convencerle pese a respaldarle públicamente y es el cuarto técnico que se ha querido ir del Valencia desde que Lim es el máximo accionista: Prandelli, que se fue, Gracia y Bordalás. Cuánto menos para reflexionar. La suerte para Lim es que Voro no es un entrenador al uso sino puro sentimiento.