Fútbol sin licor café
Mi chica cuida de mí mejor que yo mismo. Iba a bajar al súper porque me había quedado sin licor café, ese invento para exterminar la humanidad, que diría Manuel Rivas. “Ya bajo yo, tu pon las luces al árbol” - me dijo. Cuando subió eran las tres. Como tenía dudas sobre qué ‘marca’ quería, en vez de una botella me trajo en el móvil una foto de la estantería con un muestrario. Cuando bajé a la carrera ya habían cerrado. Escribo pues estas líneas en pleno síndrome de abstinencia dominical, y aún así puedo decirles que hacía tiempo que no veía jugar tan bien al Barça. La salida de la presión atlética para irse al descanso con 1-0 parecía una elaborada obra del postcruyffismo.
El problema es que ‘90 minuti son molto longo’, especialmente en esas circunstancias. Cuando empezamos a achicar balones me hubiese dado igual un Abadía da Cova que un destilado sin etiqueta. Con Cruyff también sufríamos, con y sin licor café, que a veces nos olvidamos de eso. En Kaiserlautern fue la cabeza de Bakero. Este domingo fueron las manos de Iñaki Peña las que nos dieron algo más que 3 puntos. El Barça vuelve a recordar al de inicio de temporada, al del juego raso y de salón. Y eso vale casi como un título. Ya lo dijo Xavi antes de llegar, “con el modelo no se negocia”.
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