Fue una misión imposible
La noche del 10.- No era una semifinal más de un Mundial más. Era el duelo entre el 10 de Argentina, Leo Messi, y el 10 de Croacia, Luka Modric. Entre los dos suman 72 años y muchas toneladas de talento y de gloria en el verde. Lo han ganado prácticamente todo: Champions, Ligas, Mundialitos de Clubes... Pero a los dos les falta un Mundial y por eso el morbo estaba servido. La pena es que dos errores groseros defensivos de los croatas desterraron rápido el pulso. Modric lo intentó todo hasta que un agujero en la zaga croata acabó con penalti de Livakovic. El quinto a favor de Argentina desde que arrancó la cita de Qatar (¿cómo es posible que se hayan quejado de los arbitrajes sufridos?). Messi cazó de esta forma a Mbappé en la otra lucha por la Bota de Oro, pero ojo que tres de sus cinco dianas han sido desde los 11 metros. Eso sí, lo metió a lo grande con un cañonazo a la escuadra de la guarida croata. Leo está encendido en este Mundial. Recuerda al de hace una década con Guardiola. Llevaba siete años acumulando fracasos en las grandes citas y muchas cabezas gachas. Pero entre Scaloni, un técnico excepcional, y un grupo que sigue al 10 argentino como si fuese el Flautista de Hamelin, es otro. El orgullo ajedrezado quedó diluido entre los errores atrás de Lovren y Sosa, dejando solo a Gvardiol hasta el punto de verse superado en la gran jugada de la velada en la que Messi hizo lo que quiso con él en la acción del 3-0 definitivo. Era la noche de Leo, la noche de Argentina. Y lo asumo pese a mi corazón blanco...
Factor Perisic.- No todo era Modric en Croacia. También hay en sus filas un jugador con muchas tablas y muchas historia que contar. Se trata de Ivan Perisic, nacido en la bella Split hace 33 años. Él estuvo en el memorable 2-8 al Barça en Lisboa, defendiendo por entonces la camiseta del Bayern Múnich. Messi sufrió ese día la mayor humillación profesional de su carrera. ¿Saben quién marcó los dos primeros goles del Bayern en esa noche para la historia? Perisic. Iván El Terrible ya sabía lo que era hundir los sueños futbolísticos de Leo, pero en Doha no vimos ni rastro del guerrero croata. Y de ese Messi cabizbajo que se arrastró en esa debacle europea queda poco o nada. Este Messi está on fire y parece otro. Los 40.000 argentinos que han vaciado la hucha para vivirlo in situ en Qatar se están viendo más que compensados.
Honores para Luka.- Modric ha disputado su último Mundial. Y se merece un homenaje tridimensional en ese maravilloso país que apenas iguala la población de Madrid (3.889.000 habitantes) y que tiene menos años de existencia como nación (30) que el propio Modric (37). Luka ha liderado un grupo impresionante que ha sido capaz de jugar una final y una semifinal mundialista en cuatro años. De Moscú 2018 a Doha 2022 hemos disfrutado de un futbolista ejemplar que tras tumbar a Brasil dio una lección de fair play, señorío y humanidad desde la victoria, asignatura que la Albiceleste debe aprobar todavía tras el triste comportamiento protagonizado por la mayoría de ellos tras tumbar a la Holanda de Van Gaal. Modric es un ejemplo para las escuelas de fútbol. Sabe ganar y sabe perder. Sabe competir y sabe mostrar su talento sin darse importancia. Pronto entendió que no era el día, pero aún así le vimos ayudando hasta en defensa para achicar agua ante las contras eléctricas de los argentinos. Le pediría a Modric que siga con Croacia: tiene la Final Four de la Nations League en junio. Me niego a perderle.