Francia tiene La Marsellesa y España, a Nico

El camino de Francia en esta Eurocopa es para olvidar. Dos victorias por la mínima y dos empates, conseguidos con un gol de penalti y dos en propia puerta. Pero ahí están, en semifinales. El potencial de los bleus es enorme, pero sus grandes estrellas no terminan de despertar. Sobre todo Mbappé, mermado desde ese golpe en la nariz a las primeras de cambio. El mayor peligro que tiene el rival de hoy es que de repente despierte Mbappé, que algún día tendrá que hacerlo. Es ese tipo de jugador que puede ganar un partido él solo. Y si entregas tus recursos para frenarle, le dejas más libertad a otros como Griezmann, Dembélé o Barcola, que también saben jugar.

Pero España tampoco es un rival fácil. El camino de la Selección en la Eurocopa no tiene pegas, y en el caso del cruce ante Alemania brilla con luz propia. Esa victoria en Stuttgart puede ser un punto de partida para algo grande, como lo fue el penalti de Cesc ante Italia o la parada de Casillas a Robben en Sudáfrica. España llega como un toro al envite con los franceses, que solo nos superan en el himno. Pero con La Marsellesa no se gana. Se gana con la seguridad de Laporte, la anticipación de Navas, el equilibrio de Rodri, la velocidad de Nico y el talento de Lamine. Todo eso y más tiene España, que en Múnich puede dar el primer paso para llegar al Mundial de Estados Unidos como campeona de Europa.