Esta final la jugamos todas
El fútbol y los estadios también son nuestros. Aunque durante muchos años nos hicieran sentir que no era así. “La mayoría hemos crecido pensando que no era nuestro lugar”. Lo decía Irene Paredes en una sala de prensa repleta de periodistas con motivo de la final del Mundial. A sus 32 años sabe mejor que nadie de lo que habla. Entrenamientos y partidos en las peores franjas horarias, campos compartidos con un puñado de equipos de la cantera masculina, técnicos que no estaban siquiera preparados, 40 euros de dieta por acudir a la Selección... Las mujeres, a las que algunos todavía insisten en infantilizar, siempre fueron la última preocupación.
En estos días de alegría de La Roja ha habido tiempo para acordarse de las pioneras, de las que lucharon por la salida de Quereda en 2015 (gracias, Vero y compañía), de las que se plantaron por el primer convenio colectivo de la Liga femenina en 2019 y, por supuesto, de las que lo hicieron el pasado 2022 para pedir unos cambios que, cabe recordar, se han producido en mayor o menor medida (vuelos en chárter, mejores hoteles, equiparación de premios con la selección masculina, plan de conciliación...). Todas estarán hoy sobre el césped del Estadio de Australia en Sídney. Sí, también las que, como hizo Ada Hegerberg en 2019, pusieron sus reivindicaciones por delante y no acudieron a la cita. Esta final la jugamos todas. Así que, parafraseando a la pequeña Lola del benjamín del Levante: pasadlo bien, disfrutad y meted muchos goles. A por ellas.