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Esperando a Honda

El Repsol Honda celebró su puesta en escena para la temporada 2023 con dos campeones del mundo de la máxima categoría a sus lomos: Marc Márquez, seis veces, y Joan Mir, una. Campeón y Honda han venido siendo prácticamente sinónimos en los últimos años, incluso durante varias décadas. Después de aquellos primeros éxitos de Freddie Spencer, Wayne Gardner y Eddie Lawson en los 80, vino la maravillosa etapa de los 90 con Mick Doohan, que pasó el rodillo con cinco títulos consecutivos, y la puntilla de Álex Crivillé. No quedó la cosa ahí. Ya en el siglo XXI, Valentino Rossi se coronó tres veces, Nicky Hayden y Casey Stoner subieron a lo más alto… Incluso Dani Pedrosa, que no pudo ser campeón de 500cc o MotoGP, estuvo a la altura de la moto. Se ha confirmado ahora, cuando hemos visto pasar a los herederos de su montura sin actuaciones relevantes: Jorge Lorenzo, Álex Márquez, Pol Espargaró, el comodín Stefan Bradl... El último título lo conquistó Marc en 2019, el sexto de una era gloriosa. Y desde entonces empezó la cuesta abajo, para Honda y para el propio Márquez. Hubo un tiempo cercano en el que la marca japonesa era el ogro. La moto a batir, para los rivales. El deseo inalcanzable, para cualquier piloto. Todo el mundo quería ganar a Honda. Todo el mundo quería correr en Honda.

Esa sensación se ha diluido. La ilustre historia de la fábrica nipona sobrevolaba este miércoles por el acto de presentación, igual que ocupa el espacio de esta columna, pero Honda ya no intimida como antaño. Ni de lejos. Sus resultados de 2022 fueron muy flojos: dos podios, uno de Espargaró y otro de Márquez, y la 13ª plaza final de Marc en la clasificación, a pesar de sus seis ausencias, como lo más resaltable. El Mundial anhela la resurrección de Honda, un requisito indispensable para que Márquez pueda volver a ser el que era, y para que Mir confirme su rebosante talento.