España se aleja de la NBA

La temporada regular de la NBA ha arrancado esta semana con los Boston Celtics lanzados en tromba a la revalidación del título a ritmo de récord; con Los Angeles Lakers aireando la histórica fotografía de un padre y un hijo, LeBron y Bronny, de apellido ilustre, James, jugando juntos por primera vez; con un Luka Doncic aspirante al MVP y a dar el salto a un anillo que la pasada campaña se quedó un poco más cerca; con una Francia orgullosa que puede presumir de dos números uno del draft consecutivos, el deslumbrante Victor Wembanyama y la incógnita Zaccharie Risacher, y de una legión de 14 jugadores… Hay muchas perspectivas de enfocar el campeonato. Nuevo curso, nuevas ilusiones.

Y España, ¿qué? Pues aquí, ciertamente, las esperanzas no pueden ser muy altas. Santi Aldama, un buen ala-pívot para las rotaciones, se ha quedado como el único español entre los 125 extranjeros que se reparten por la liga norteamericana. Desde el desembarco de Pau Gasol, en 2001, y el posterior 2002, no se alcanzaba esa cifra. Pero aquello era el comienzo de una gran época, con el número 3 del draft al frente. Esto suena más a final, al cierre de aquella edad dorada que llegó a concentrar a 10 jugadores en 2017 como cifra récord. Y no hablamos de nombres de relleno. Pau conquistó dos anillos. Marc Gasol y Serge Ibaka, uno. José Manuel Calderón, Ricky Rubio, Jorge Garbajosa y Nikola Mirotic fueron respetados en sus franquicias. Una etapa para la melancolía. Paradójicamente, la sesión con menor representación en pista coincide con el debut del primer técnico español en un banquillo, Jordi Fernández en los Brooklyn Nets. Una alegría dentro de un horizonte oscuro, donde no se vislumbra ninguna sucesión nítida. Quizá Juan Núñez, Hugo González, Izan Almansa, Baba Miller, Aday Mara… Solo quizá.