España necesita fontaneros y futbolistas para el Madrid
España necesita cubrir puestos de enfermeros, transportistas, fontaneros y futbolistas del Real Madrid. El primer once inicial sin españoles en 121 años genera muchos comentarios y, como es habitual en el periodismo actual, poco análisis. La internacionalización del fútbol profesional ha sido imparable desde que la Ley Bosman revolucionó el fútbol en los 90. El peso de los canteranos y jóvenes españoles ha ido perdiendo peso desde entonces poco a poco en Chamartín. Así es la sucesión de capitanes: Chendo, Sanchís, Hierro, Raúl, Casillas, Ramos, Marcelo y Benzema. Y todo bien. No hay ninguna intención detrás de esta situación que no se puede llamar síntoma porque no avisa de enfermedad alguna. El único motivo por el que pasan las cosas en el Real Madrid es porque hay alguien tratando de ganar Copas de Europa.
Hasta ahí la reflexión fría. Cínica si lo prefieren. Pero el fútbol forma parte de la vida de las personas por algo más. Algunos lo llaman sentimiento de pertenencia a una comunidad. Otros fanatismo. Y a mí me gusta considerarlo cultura. Los diversos territorios españoles y mundiales tienen lenguas, acentos, costumbres y equipos de fútbol. Y el Real Madrid, a pesar de su vocación global es para muchos el equipo de su ciudad y de su familia. Hubo un tiempo en el que esa unión encajaba con el origen de los futbolistas. Los madrileños de la Quinta del Buitre, Raúl o Casillas. Pero nunca fue una condición orgánica del club. De hecho, los cimientos los puso un tipo de Buenos Aires llamado Alfredo Di Stéfano. Esto no es el Athletic Club donde debuta un chico de Lezama y el aficionado pregunta: ¿Es de Durango este chico?
Por tanto, si el Madrid perdió en Villarreal no fue por culpa de jugar sin niños crecidos a base de gazpacho y cocido con pelota. Hay varios condicionantes: una generación pobre de españoles, un entrenador que prefiere hacer patria con los veteranos en el Asador que poniendo canteranos en Copa, una política de academia basada en el coste cero (ante una buena oferta, vender con derecho a recompra por si acaso y visto Mariano ni por si acaso) y la bonanza deportiva. La penúltima aparición estelar de un canterano en el Madrid fue la de Raúl en los 90. El Madrid no tenía un duro y tenía un entrenador que arriesgaba. Valdano probó con un puñado de canteranos y salió un fuera de serie como Raúl. La última fue la de Casillas, obra de otro entrenador encantadoramente suicida como John Toshack.