España es otro nivel
La realidad sitúa a España en un escalón por encima al resto. No es por el qué, es por el cómo.
Dada por descontada la clasificación para el Mundial, indiscutible por más que las matemáticas no se la concedan todavía, España arriesga en cada partido su merecida credibilidad. Nadie juega como la Selección en el mundo, y esa sensación percibida por todos debe ser trabajada cada día. En Tiflis se merendó a Georgia con una autoridad insultante y una brillantez encomiable en todas las facetas del juego. Con la pelota apabulló, sin la misma apenas permitió las transiciones del contrario hasta que se dejó ir en las vigilancias en la segunda parte. Sagnol debe maldecir los últimos sorteos, porque le da igual el plan de encuentro que elija contra España que sale siempre despellejado.
No estaba Lamine, tampoco Pedri y Nico, pero sí Fabián o Baena. El fondo de armario de la Selección obsequia a De la Fuente con múltiples alternativas que no rebajan el crédito español. Baena protagonizó la clase de actuación de futbolista superior. A través de sus pases interiores, bendecidos por una visión de juego maravillosa, España hizo fácil lo difícil. Georgia era el rival que era, pero al final no es sencillo descolocar a un bloque tan replegado en 1-4-5-1 como lo consiguió España.
Fue una exhibición global con la posesión, aunque la intensidad decayera cuando estaba todo finiquitado. Cubarsí y Laporte se instalaron en campo adversario y guiaron los ataques con su buen juicio y pie. No se precisaba a Zubimendi o Fabián en zonas retrasadas, de ahí que España fijara arriba a la zaga de Georgia y se aprovechara de los espacios abiertos entre central y lateral.
El fútbol español siempre tuvo sustancia. Fue vertical y profundo, técnico y dinámico, y escenificó la calidad individual y colectiva de su partitura. Hubo permutas posicionales y versatilidad, con Oyarzabal acreditado, una vez más, como el delantero ideal de esta Selección. Da juego y da goles. Su importancia resulta irrebatible, al igual que la realidad sitúa a España en un escalón por encima al resto. No es por el qué, es por el cómo.
La posición de Baena
Como falso extremo izquierdo, tiró desmarques a la espalda de la zaga, se ofreció por dentro o bajó recibir como en la génesis del 0-3. Gran pase a Oyarzabal.
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