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España en la madrugada

La pretemporada afecta a los clubes y a las selecciones, perjudicadas por un calendario demencial y, en el caso de España, por las consecuencias de su éxito en la Eurocopa. Mes y medio después de su victoria contra Inglaterra, se enfrentó a Serbia en Belgrado en el primer partido de la Liga de Naciones, competición que mejora los partidos amistosos de otros tiempos, pero sin grandes consecuencias para los equipos. Raro será el técnico que salga despedido por los malos resultados en este torneo.

España, que había ganado los 13 partidos precedentes, entre ellos las victorias sobre Italia, Alemania, Francia e Inglaterra en la Eurocopa, salió con un empate de Belgrado, después de un flojo primer tiempo y el asedio posterior a su amurallado rival. Serbia es un país de extraordinaria tradición en el fútbol, productor constante de jugadores que desde hace décadas se instalan en las mejores ligas europeas y, en sus mejores hornadas, de futbolistas excelsos.

Por las razones que sean, hace tiempo que su selección abandonó el perfil que la definía. El equipo serbio se ha vuelto defensivo y ha perdido vuelo. Dispone de buenos o muy buenos jugadores sacrificados en el altar defensivista. Medio estadio vacío en Belgrado, con los campeones de Europa como visitantes, explica este momento de repliegue. La Selección española se encuentra, por el contrario, en una fase expansiva, la primera después de un decenio de frustraciones. Repitió en la Eurocopa el éxito de la Liga de las Naciones, un dato que mejora el crédito de la competición. Es posible que sirva como termómetro del estado de las selecciones europeas.

El seleccionador, Luis de la Fuente, y los jugadores coincidieron en el diagnóstico del partido. Mala primera parte, interesante, pero sin puntería, segundo tiempo. Buena parte de los jugadores vienen castigados por la densidad del calendario de la temporada anterior, que España apuró más que nadie, incluida la versión B del equipo, el olímpico, ganador de la medalla de oro hace tres semanas.

Como decía Cruyff, cada desventaja tiene una ventaja. A la fatiga general se opone el prestigio alcanzado por varios de los internacionales españoles. Seis de ellos figuran entre los 30 nominados al Balón de Oro, una proporción altísima adquirida por la fantástica actuación en la Eurocopa. Es el caso de Nico Williams y Dani Olmo, dos futbolistas más que apreciados en España y, muy particularmente, por De la Fuente. Sin su rendimiento en la principal competición del año, no habrían entrado entre los nominados. Con respecto a Lamine Yamal, se le daba como seguro vencedor en el turno de jóvenes, pero su explosión en la Eurocopa le colocará entre los diez primeros en el Balón de Oro.

Olmo pasó inadvertido en Belgrado. Nico Williams estuvo lejos del imparable delantero que impresionó en la Eurocopa. Reflejaron el tono general del equipo, muy distraído en la primera parte, aprovechada por los serbios para tirar varios contragolpes peligrosos. El exmadridista Jovic se retrató en un clamoroso error ante David Raya, la típica oportunidad que decide el signo del partido. Serbia no volvió a inquietar y España recuperó algo de pulso. Empotró a su rival en el área y Lamine generó expectativas en varias jugadas que no se concretaron después. Un cero a cero, en fin, que dice más del momento de la temporada que atraviesa el fútbol europeo que del verdadero estado de los equipos.

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