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Desastre sin excusas. Veníamos de la frustrante caída del proyecto de Luis Enrique tras consumar dos fracasos estrepitosos ante Japón y Marruecos. Aquello escocía lo suyo. Difícil olvidarlo tan pronto. Pero somos tan ingenuos con esto del fútbol que rápidamente nos reseteamos las emociones y ya nos veíamos lanzados en una nueva aventura con Luis de la Fuente (un sabio triunfador en las categorías inferiores) y con la llegada presuntamente refrescante de 15 jugadores nuevos que no estuvieron en la pesadilla del qatarí que te vi. En Málaga asumimos que el 3-0 a Noruega había sido excesivo para nuestros méritos, pero el resultadismo es un buen jarabe en tiempos de dudas y reconstrucción. Pero lo de hoy en Glasgow es muy difícil de asimilar, ni siquiera con el criterio más laxo. No se puede perder ante la todopoderosa Escocia de una forma tan incontestable, sin excusas que valgan. Me da igual el césped alto. Lo que no puede ser es que juguemos sin identidad. La revolución del once salió rana y seguro que el seleccionador debe estar a estas horas arrepentido. No hay que hacer un casting para contentar a toda la tropa. Hay que apostar por un once-tipo con siete u ocho intocables. No puedes cambiar por entero a la defensa, la zona más expuesta del equipo. No puedes sacar del once a Nacho y Gavi, dos jugadores que deben ser referentes sí o sí en la retaguardia y en la sala de máquinas. No puede ser que Morata no juegue ni un minuto en la segunda parte, cuando ya estábamos en la UCI y pidiendo la respiración asistida. Una España perdida, sin orgullo competitivo, desorientada por los costados, sin dominio en la medular y sin poder de intimidación. Solo Joselu y Nico Williams se salvaron del naufragio total. Nos ganaron desde los himnos. Hampden Park tronó con La Rosa de Escocia y todos nos temimos lo que luego vino. Terrible.

Escoceses ilustres. Y me da que menospreciamos de antemano al rival. Cierto que, a excepción de un empate con Inglaterra en la última Eurocopa, ellos estaban fuera del cupo de inquilinos de la elite del fútbol europeo. Pero ojo que Escocia siempre tuvo talentos más que interesantes. De aquí son Kenny Dalglish, mito del Liverpool, Denis Law, Jimmy Johnstone (campeón de Europa con el Celtic) o Graeme Souness. Saben a que juegan. Y ante España volvieron a demostrarlo, con McTominay como brazo ejecutor.

Agua en la Luna. No te acostarás sin saber algo nuevo. Leí en As.com que los científicos han analizado las muestras que recogió la sonda Chang’e-5 y han descubierto en la Luna unos cristales de impacto que contienen agua en su interior. Pues si hay agua en la Luna por qué no vamos a poder pensar que esta nueva España de De la Fuente recupere la senda de los títulos y los éxitos. Cuesta decirlo después de lo sucedido en Glasgow. Pero pensemos que de aquí al 15 de junio (semifinal de la Nations League ante Italia) se enciende alguna luz. Yo tengo fe. Impossible is nothing.

Las Rojitas. Al menos hay buen semillero en las categorías inferiores. Fue un buen día para nuestros noveles. La Sub-17 se metió en el Europeo tras una gran remontada en Alemania (3-4), derrotando a los germanos con dos goles del azulgrana Guiu y uno decisivo del madridista Óscar Mesa, que fue el héroe al lograr el 3-3 cuando todo parecía perdido. Se merece esta alegría Julen Guerrero, el coach de los chavales. La Sub-19 no quiso ser menos y compró su billete para la Eurocopa con un 4-0 inmisericorde a Ucrania, con goles de Alarcón, Dani Rodríguez, Palacio y Barberá. Y la Sub-21 de Santi Denia mantuvo el tipo ante Francia (0-0) en un amistoso de altura en Vannes. Hay futuro, pero ¿hay presente?