Empieza la remontada

Tres puntos de oro.- Les reconozco que tras la fastidiosa e inesperada derrota sufrida por el vigente campeón el pasado fin de semana ante el Valencia, perdí cualquier esperanza en revalidar el título de Liga. Pero entre el pinchazo del Barça ante el Betis y la paupérrima victoria de los azulgrana en Butarque ante un Leganés superior (los pupilos de Flick no fueron capaces de marcar un solo gol con autoría propia), me empiezo a venir arriba. Sumar tres puntos en Mendizorroza era decisivo, clave, innegociable. Era ganar o entregar la cuchara de la Liga al Barça. No era una opción admisible. Por eso, el equipo de Ancelotti (Davide en este caso al estar Carlo en un palco privado por su sanción) cumplió. Y se hizo, sobreponiéndose a otro arbitraje infame y a una autoexpulsión de su estrella, que se le fue la olla en un momento que dejaba al equipo con diez y una minutada por delante. Pero este Madrid es así. Cuantas más piedras le pongas reacciona con más firmeza. De hecho, Courtois no necesitó hacer una sola parada de mérito en todo el partido. Eso demuestra el compromiso colectivo y la solidaridad de sus compañeros. Este vestuario lo ha ganado todo y ya huele la sangre. Saben que para remontar el miércoles había que empezar ganando este domingo para aterrizar en la locura de la Champions con buenas sensaciones. Llámenme loco (a Rüdiger no le importa y a mí tampoco), pero cada hora que pasa visualizo con más fuerza lo que puede ser una de esas noches de blanco satén con la grada en éxtasis y los hombres de blanco protagonizando otra gesta para la posteridad. Ser del Madrid nos lleva a esta irracionalidad escénica, pero no olviden que este sentimiento enfervorecido pensando en lo imposible es empírico. No me invento nada. Lo he vivido muchas veces. Antes con mi padre, ahora con mis hijos. El Arsenal lo sabe. Como marque primero el Madrid, quedará inaugurado el manicomio...

Soto Grado y Jesús Gil.- Mira que me había propuesto dejar los árbitros a un lado como penitencia en esta Semana Santa que ha arrancado con el Domingo de Ramos (o de ‘palos’, como lo rebautizó Relaño en El Carrusel). Pero lo de Soto Grado, en el pasto, y lo de Jesús Gil, en el VAR, fue para miccionar y no echar gota. El riojano se comió la roja clara de Mbappé (sólo le sacó amarilla) y peor estuvo con la roja de Manu Sánchez, porque ni siquiera pitó falta pese a su patada alevosa a Vinicius. Y permitió la agresividad exagerada de los vitorianos, que acabaron con 21 faltas, casi el doble que el Madrid (12). Y Jesús Gil (el mismo que en Mestalla le pitó una vez al Real tres penaltis haciendo repetir uno de ellos y que, el año pasado, anuló un gol de Bellingham pitando el final un segundo antes...) se sacó de la manga una falta de Rüdiger sobre Owono en el gol limpio de Asencio. Al chaval le quitó una alegría inmensa porque era el primer gol del grancanario con la camiseta que ama y honra con su esfuerzo en cada partido que pasa. Jesús Gil se sintió estupendo y llamó a Soto para consumar el desatino.

‘Camavingazo’.- Lleva una temporada irregular y el miércoles no estará en la conjura ante los gunners por su autoexpulsión del Emirates. Pero el francés hizo el quite del perdón con un gran partido en Mendizorroza, culminado con el golazo que a la postre darían los tres puntos. Su zurdazo desde la frontal pegado al palo fue de cum laude. Este es el Camavinga que quiere el madridismo. Será muy importante y relevante en la recta final de la temporada.

Gracias, afición.- El medio millar de madridistas que había en las gradas del feudo del Glorioso disfrutaron con el triunfo de los suyos, que les agradecieron al final el apoyo regalándoles las camisetas y devolviendo los aplausos. Es el espíritu de la remontada. ¡A por ellos!

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