Empanada suiza
Sin excusas. Ya sé que ganando el martes en Braga a Portugal lo sucedido ayer en Zaragoza solo sería un mal recuerdo. Pero aquí estamos para analizar con sensatez y para dejarnos de forofismos patrios. Luis Enrique es un seleccionador capaz de crear un equipo de fieles a su causa hasta lograr que tengan resultados más que aceptables, como se vio en la Eurocopa y en la pasada Nations League. Pero cuando radicalizas tus idearios para hacer creer a los demás que el único que sabe de esto eres tú y ridiculizas a los demás simplemente por creer que ayudarían jugadores como Iago Aspas, Canales, Merino, Ceballos o Nacho, es que te has metido en un laberinto sin salida. Cuando falta el talento de nada vale el valor del guerrero. La España campeona de dos Eurocopas y un Mundial corría y era comprometida, pero nos llevó a la cumbre sobre todo por su calidad y su magnífico concepto de lo que es jugar muy bien al fútbol. Pero si tú te empeñas en sacar un once donde la mitad son habituales suplentes en sus equipos, estás llevando el proyecto al mayor de los fracasos.
Eric Garcia. El empeño del asturiano en alinear al zaguero de Martorell es un ejemplo de que Luis Enrique no utiliza la meritocracia para sus alineacines. Le pone como afrenta, no por convicción, y así nos pasa. Suiza nos metió dos goles de chiste a balón parado. A Nacho lo limpió de la Selección porque le achaca una mala actuación ante Inglaterra, en el Villamarín. Pues Eric Garcia lleva media docena de malos partidos y no hay quien lo toque. Eso desmoraliza a los aspirantes para entrar en el equipo de todos. Y me pregunto de verdad por qué no mete en la sala de máquinas a gente como Canales, Mikel Merino, Ceballos o Fabián para que de verdad juguemos a algo que no sea solo músculo y presión alta.
Zaragoza. No es un sitio cualquiera. Es la quinta ciudad más importante de España con sus 667.000 habitantes. Una ciudad de primera que tuvo un equipo de Primera hasta hace diez años (su doloroso descenso fue en 2012), pero que lucha temporada tras temporada para recuperar su sitio entre la clase business de nuestro futbol. Aquí debutó y jugó su último partido de blanco un histórico capitán de la Selección, Raúl González Blanco, aquí jugó la famosa delantera de los 5 magníficos (Canario, Santos, Villa, Marcelino y Lapetra), aquí jugaron los inolvidables Zaraguayos (Diarte y Arrúa) y aquí jugó ese equipo liderado por Nayim y Esnáider que conquistó la Recopa de 1995 en París. Por eso, no era justo que La Romareda llevase 19 años sin recibir a la Selección. Aconteció el 7 de junio de 2003, como me recordaba ayer en el AVE un chaval llamado Carlos: “Roncero, yo vine ese día con unos amigos de despedida de soltero. La semana siguiente me casaba con la que ahora es mi mujer, Patricia. Como somos futboleros dijimos que íbamos a ver a España, pero cómo íbamos a imaginar que Grecia nos iba a ganar y no seríamos capaces de meter un solo gol. Desde la grada le gritábamos a un joven Joaquín que había que correr más, quién nos iba a decir que luego sería una leyenda...”. Efectivamente, los helenos nos derrotaron 0-1 y la portada de AS de esa fecha fue “Qué Desgrecia”. Por eso no es justo que los 31.809 entusiastas aficionados se llevaran de nuevo este berrinche. Ojalá volvamos pronto con un equipo competitivo para dar un alegría a esta gente que se merece todo.
A por Portugal. Y ahora, a buscar la machada derrotando a la Portugal de Cristiano Ronaldo, Joao Félix y Pepe en Braga. Volveré a creer en España. Nadie me va a quitar la ilusión a pesar de tanta torpeza.